Muchas de las Comisiones y Subcomisiones recientemente creadas, fruto de la reforma organizativa de la CEE aprobada el pasado mes de marzo, han incorporado nuevos equipos de personas (tanto obispos como directores de secretariado) que se siguen poniendo al servicio de las realidades concretas, de la Iglesia y de la sociedad, desde su labor de impulso, apoyo y – cuando se ve la necesidad- de coordinación. Nuestro interés por la Educación en estos momentos difíciles y de cambio ante la incidencia provocada por la COVID-19, nos ha hecho dirigirnos a Raquel Pérez, miembro de la Institución Teresiana, que acaba de asumir la dirección de este Secretariado para conocer su cometido y disposición.

Así se ha expresado:

“En cuanto a las tareas que tengo encomendadas en la CEE, al frente de los Secretariados de la Comisión Episcopal para la Educación y Cultura y de la Subcomisión de Universidades, tal vez lo primero sería expresar gratitud por la confianza de los obispos al pedirme asumir esta responsabilidad.

En estos años en la Subcomisión Episcopal de Universidades he constatado que trabajar en la CEE te da la gran oportunidad de tener un panorama amplio de la realidad, su diversidad y, a la vez, la cantidad de desafíos comunes que tenemos entre manos. También permite proponer horizontes amplios, que ayudan a mirar más allá de los contextos inmediatos.

Nuestra tarea -que es de coordinación e impulso, pues cada Iglesia particular y cada institución tiene su propia autonomía- consiste realmente en estar al servicio de la Iglesia y de la sociedad. Para ello lo primero que nos urge es ponernos a la escucha, para poder buscar conjuntamente caminos de avance en las cuestiones que se plantean. Una labor que, de alguna manera, consiste en facilitar y apoyar el trabajo de quienes están en primera línea.

Ahora, a la tarea que venía desempeñando en Universidades, se le une el de la Cultura, transversal a la Comisión (todo un reto, en un momento como el que vivimos) y, sobre todo, el de la Educación, es decir, todo lo que supone la enseñanza y la pluralidad de agentes implicados en el proceso educativo, formal y no formal. ¡Algo en lo que tengo muchísimo que aprender! Confío en que el Espíritu Santo irá iluminando esta apasionante tarea, la cual siento una especial llamada a encomendársela a San Pedro Poveda, que tanto se empeñó en el mundo educativo.”

A Raquel y a todas las personas que desde el Secretariado se empeñan por aportar luz y nuevos derroteros en una educación que pone en primer lugar a la persona y la construcción de una humanidad nueva, les ofrecemos todo nuestro apoyo.