Un vivir serio, una ecuanimidad espontánea, fruto del orden en que está todo nuestro ser.

Sin que nada nos escandalice ni tengamos tan equivocado concepto del mundo que choquemos constantemente con él y resultemos espíritus asustadizos, enojosos y enojados con todos.

Engaños que sufrimos: creer que es más agradable a Dios la intransigencia, que la tolerancia prudente; creer que es más eficaz el rigor que la benevolencia; creer que es celo lo que es amor propio.

Todas las cosas ejecutadas por  la criatura humana tienen quiebras, tú prefiere las que se originan de ser bondadoso, sencillo, humilde y abnegado, a las que surgen del exceso de justicia, de rectitud e intransigencia.

San Pedro Poveda, publicado en Vivir como los primeros cristianos, páginas 63-64