Esa gracia que aparece… Un grupo de familias, miembros de la Institución, niños, jóvenes y mayores, celebraron la Pascua en la Casa de Espiritualidad San Pío X de Los Negrales bajo el lema Mi gracia te basta.

En el atardecer del 5 de abril, los participantes fueron llegando desde todos los rincones de España: Madrid, Segovia, Valladolid, Barcelona, Granada, Santander, islas Canarias… y hasta de Cuba. Muchos ya habían participado durante muchos años en esta Pascua, que comenzó siendo una experiencia juvenil y está ahora abierta a toda la familia. Venían a vivir intensamente el Triduo Pascual, como experiencia central de su fe para, como dice Marcos, “revolver todo por dentro”.

Los participantes fueron viviendo los momentos centrales del Triduo con reflexiones y actividades adaptadas a los más pequeños, junto con otras más centradas en los jóvenes.

El Jueves Santo tuvo su acento en “dejarnos hacer por la Gracia”. Uno de los momentos más significativos fue la celebración de la cena hebrea, con los consecuentes paralelos con la Cena del Señor, que tuvo lugar con anterioridad. El Viernes Santo tuvo como guía la entrega de Jesús para compartir el dolor de la humanidad: “sus heridas nos han curado”, hecho oración en el Viacrucis.

Así se llegó al momento culminante: la celebración pascual en la noche del Sábado. Una celebración compartida con las asambleístas reunidas en Santa María de Los Negrales. Fue una noche de alegría, animación y entusiasmo; la culminación de unas celebraciones en las que se ha destacado especialmente los cantos y la música: violines, guitarras e instrumentos musicales con la participación de los más jóvenes.

Por supuesto, organizar un evento así, a niveles de edades y experiencias tan variados, es algo complicado y empeñativo, pero a la vez de un gran regalo y experiencia de fe a nivel individual. Compartió Ana Isabel Cristóbal, una integrante del equipo:

“Llevo participando en el equipo de la Pascua desde hace años y mi experiencia siempre ha sido positiva. Me permite vivir este momento central de mi fe. Trabajamos todo el año, pues nos reunimos ya desde antes del Adviento y vamos montando la estructura. Esta larga preparación me permite vivir el misterio de la muerte y resurrección de Jesús durante todo el año. Y esto es algo que me llena. Además, como participamos en el evento con mi familia, el vivirlo con mi marido me ayuda a profundizar en pareja. Es, además, un precioso momento de oración para los niños. Ellos mismos demandan venir, porque creo que no serían capaces de vivir la Pascua de otra manera. Esto es algo que les va a acompañar toda su vida. Se hacen lazos de amistad profunda con otras familias, pues es amistad de fe. Este momento es muy importante para mí porque fui a un Colegio de la Institución y es donde me encuentro en casa.”

Durante esos días, expresaron Sonia y Diego, “nos ha gustado que, al ser el primer año que volvemos, después de que empezamos a vivir en 2013, es que ahora los niños son suficientemente mayores como para dejarnos vivir la experiencia al cien por cien. Además, la dinámica de dejarnos guiar me ha encantado. Y luego, por supuesto, la Vigilia”.

Precisamente quizá sea la Vigilia Pascual el momento más intenso y disfrutado. Para Gemma, lo mejor ha sido, “aparte de la cena de Jueves Santo, la bendición del fuego y la entrada de todos con las velas encendidas.” Para Mercedes, “lo máximo” y para Ana Esther: “esa gracia que aparece…”

Y todo se resume en eso: Tu gracia me basta.

Por Información IT España