M.ª Dolores Gómez Molleda, una mujer “que hizo escuela con una exigencia que recababa trabajo serio, rigor académico, talante universitario e inteligencia”. Con motivo del centenario de su nacimiento, su pueblo natal, Colmenar Viejo, le dedicó un merecido homenaje. Hoy, Carmen Rita García, que trabajó con ella en los últimos años de su vida, da testimonio de su invaluable aportación a la Institución Teresiana.

María Dolores vivió sus primeros años de desarrollo profesional en Madrid. Allí sufrió durante la adolescencia las penurias y el horror de la guerra civil, allí estudió el bachillerato en el Centro Veritas de la Institución Teresiana (IT) y allÍ realizó sus estudios superiores en la Universidad Complutense donde se licenció en Historia con premio extraordinario. Durante sus primeros años profesionales compatibilizó su trabajo en la Revista Crítica, primero como miembro de la redacción y después como directora. A ella se debió el gran giro que dio la Revista en años de profunda transformación cultural de la sociedad española. Fue profesora adjunta a la cátedra de Historia moderna de la Universidad Complutense y secretaria de Historia moderna del Instituto Superior de Investigaciones científicas hasta 1967, año en que obtuvo la cátedra de Historia contemporánea Universal y de España, una de las primeras mujeres españolas en acceder a este puesto académico. Este mismo año obtuvo el Premio Nacional de Historia por su obra Los reformadores de la España contemporánea, uno de los primeros estudios dedicados a los hombres de la Institución Libre de Enseñanza, la institución privada que más influencia tuvo en la renovación educativa, cultural y política y en la modernización de la vida española desde finales del siglo XIX hasta la guerra civil que se desató en el país de 1936 y 1939.

Entre sus realizaciones de carácter humanístico-social, destacaremos su iniciativa para crear en la Universidad de Salamanca una cátedra de Teología Domingo de Soto para universitarios en la que propuso como titular al prestigioso teólogo Olegario González de Cardedal. Un caso insólito en España, fue introducir una cátedra de teología en una universidad pública y en un ambiente poco proclive a lo religioso, con un fuerte componente anticlerical en aquella época.

Otra iniciativa de singular importancia fue la fundación de Ediciones Narcea especializada en obras de educación, cultura y espiritualidad que ha lanzado al mercado varios cientos de ejemplares, especialmente en España y en las dos Américas. En Narcea dirigió la Biblioteca del Estudiante Bitácora, una colección de obras 90 volúmenes de filosofía, literatura, historia, sociología, para estudiantes universitarios, presentada por profesores de universidad con un comentario de texto. Adjunta a esta Editorial creó así mismo una Librería Pedagógica, muy reconocida en el ámbito de esta especialidad durante muchos años.

En cuanto a su participación en la dirección de revistas citaremos en especial la de Eidos, Revista de Ideas Contemporáneas, de periodicidad cuatrimestral, y la publicada mensualmente, hoy titulada Crítica, de carácter general.

“Pero como decía, más que el balance de su obra importa destacar aquí el testimonio de una vida que no fue fácil, de una mujer que llegó pronto a la cátedra y no sin dificultades, que no siempre tenía abiertas las puertas ante sus compañeros de claustro, que hizo escuela con una exigencia que recababa trabajo serio, rigor académico, talante universitario e inteligencia. Tampoco le fue fácil ocupar espacios académicos, poco transitados por las mujeres, ni dedicarse al mundo de la cultura sin negar su condición de creyente –una científica católica-, en un permanente desafío como el de integrar algo tan povedano como fe y cultura, en un tiempo donde ambas parecían caminar por sendas divergentes, o como dos líneas paralelas que no se encuentran.” (Comentario de una colaboradora suya a raíz de su fallecimiento.)

Edición Crítica de las obras de Pedro Poveda

Además de su quehacer profesional en la Universidad, su interés por la persona y obra del humanista y pedagogo español, Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana, ha motivado sus publicaciones sobre esta figura. Estas publicaciones han culminado con la dirección de la Edición Crítica de sus obras, en ocho volúmenes temáticos, trabajo realizado con un equipo de especialistas y cuyo primer volumen se editó en 2005. Concebir y e iniciar la publicación de los primeros volúmenes de la Edición Crítica de las Obras de S. Pedro Poveda ha sido la última y gran empresa que ha acometido, a la que ha dedicado los 27 últimos años de vida. Una obra de gran calado iniciada a raíz de su no deseada jubilación.

La implicación de M.ª Dolores G. Molleda en esta empresa surge a partir del deseo de la IT en 1975 de editar los escritos de Pedro Poveda. Una aspiración constante en la Institución, que por distintos motivos sólo había podido cumplirse parcialmente.

En un principio, se encargó su ejecución a la profesoras Sandra Bartolini y a M.ª Dolores G. Molleda. Sandra murió poco tiempo después del encargo y M.ª Dolores estaba embarcada entonces en dirigir y potenciar el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Salamanca en unos años francamente difíciles y, aunque reconocía la urgencia de emprender la tarea, no podía comprometerse en su elaboración. A pesar de ello, no había perdido su interés por el proyecto, de manera que cuando en 1990 forzosamente tuvo que jubilarse, se ofreció a Aránzazu Aguado, entonces directora general de la IT para iniciar y coordinar el trabajo.

¿Conocía M.ª Dolores lo que implicaba embarcarse en este ambicioso proyecto? Posiblemente no, pero acostumbrada a acometer empresas difíciles y arriesgadas puso en ello su capacidad de entusiasmo, que era mucha, su genio creador que, como se ha visto, era muy potente y su enorme perseverancia para desbrozar dificultades y, apoyada por un equipo no demasiado numeroso, trabajó en el Archivo histórico de la IT en Madrid durante diez empeñativos años, en los que organizó el trabajo y dirigió su realización hasta que el primer volumen vio la luz en noviembre de 2005. G. Molleda calificaría esta publicación, buque insignia de toda la colección, como ¡un milagro!

M.ª Dolores conocía bien el deseo de don Pedro Poveda de que sus escritos fueran leídos y profundizados por todos los miembros de la Institución. “El árbol vive de sus raíces”, repetía en muchas ocasiones, aplicando a la Institución la frase con la que Pablo VI se había referido a la Iglesia.

Sin ningún mérito por su parte, al final de su larga vida reconocía que se había sentido misteriosamente elegida para estudiar esa memoria en la obra escrita de San Pedro Poveda.

Por Carmen Rita García, actual coordinadora de la Edición Crítica de las obras de Pedro Poveda.