#DíaDelLibro en Casa 2020. Pilar Pazos Tomás nos envía un artículo publicado en la revista virtual El Fortí Intercultural, publicado en el mes de abril, 2019.

El gato negro y el Montmartre parisino

Parece que no hay unanimidad al hablar de gatos, sobre todo si son negros. Algunos consideran que dan buena suerte y otros piensan lo contrario.

Entre los primeros, podemos apuntar a buena parte de los pintores de finales del siglo XIX que visitaron asiduamente el cabaré Le chat noir situado en Montmartre, en París, y cuyo cartel publicitario se ha hecho famoso.

Todo turista que se precie no se marchará de París sin haber subido a lo alto de la colina de Montmartre coronada por la Iglesia del Sacré Coeur. A ese barrio se mudaron muchos artistas impresionistas ante la imposibilidad de pagar los caros alquileres del centro de París. Coincidieron allí Picasso, Dalí, Utrillo, Manet… Van Gogh, cuando vivió allí, realizó una serie de pinturas tituladas Le Moulin de la Galette y Renoir pintó el conocido Moulin de la Galette que era el merendero donde se iba a bailar.

Pero el mayor representante de ese barrio es Toulouse-Lautrec, cliente habitual de Le chat noir y representante de la bohemia. Allí, aparte de espectáculos propios de cabaré, se representaban teatros de sombras en los que, con siluetas reflejadas en un fondo, un narrador contaba historias. Debussy tocó el piano en algunas de esas proyecciones.

A Toulouse-Lautrec, que murió joven víctima de la sífilis y el alcohol, se le considera el primer artista gráfico por la cantidad y calidad de sus carteles publicitarios; quizás los más conocidos sean los de las mujeres de no muy buena reputación y las bailarinas del Moulin rouge donde, aparte de beber, se podía bailar el cancán.

Poco queda de aquel Montmartre, convertido hoy en un barrio turístico. Charles Aznavour lo cantó con nostalgia:

“No reconozco los muros ni las calles que habían visto mi juventud.
Con su nueva decoración, Montmartre parece triste y las lilas están muertas.”