El papa Francisco publicó la encíclica Laudato Sí el 28 de mayo de 2015. El 4 de octubre de este año vuelve a hacer una llamada urgente al cuidado de la tierra en la exhortación Laudate Deum. Emma Martínez Ocaña presenta en este artículo los datos que el papa Francisco pone de relieve sobre la crisis climática y las causas que señala de esta situación. Emma pertenece a la Institución Teresiana y es miembro de la Asociación de Teólogas Españolas y de Mujeres y Teología

Algunas preguntas en torno a Laudate Deum

Después de leer la exhortación Laudate Deum me he hecho algunas preguntas y he buscado en el mismo texto las respuestas.

¿Por qué esta exhortación a los 8 años de la Laudato Sí?

Son muchas las personas que se preguntan por qué el papa, después de la larga y completa encíclica Laudate Sí muy reconocida por grandes expertos en cambio climático, ha escrito una exhortación más breve y con menos datos y fundamentación. Las razones las ofrece él mismo: la situación climática ha empeorado en estos 8 años hasta tal punto que “el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre” y el cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrenta la comunidad mundial. Además, no hay una reacción adecuada a la gravedad de la situación.

¿Qué datos de la crisis climática pone de relieve?

Lo primero que hace el papa es expresar a qué se refiere cuando habla del cambio climático: “Nos referimos a una realidad global -con constantes variaciones locales- que persiste durante varias décadas.” Y alerta de que, aunque se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes.

Pone de relieve algunas manifestaciones de esta crisis climática que ya son irreversibles al menos por cientos de años como el aumento de la temperatura global de los océanos, su acidificación y disminución de oxígeno, lo cual afecta la supervivencia de muchas especies; el derretimiento de los polos no podrá revertirse por cientos de años y, por tanto, la disminución de los hielos; las modificaciones de flujos oceánicos; la deforestación en las selvas tropicales; el derretimiento del permafrost en Rusia. En lo que respecta al clima, hay factores que siguen adelante durante mucho tiempo, independientemente de los hechos que los hayan desencadenado.

Por esta realidad “ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Solo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos.” El papa alerta de que la estrategia de poner solo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder así los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial.

“La posibilidad de llegar a un punto crítico es real. Pequeños cambios pueden provocar cambios mayores, imprevistos y quizás ya irreversibles, debido a los factores de inercia. Así se terminaría desencadenando una cascada de acontecimientos que se precipiten como una bola de nieve. En un caso así siempre se llegará tarde, porque ninguna intervención podrá detener el proceso     ya iniciado. De allí no se regresa.”

¿Qué causas de esta situación señala?

Así como en la Laudate Sí el papa desarrolla un apartado claro y contundente sobre las causas de la situación de emergencia en la que estamos, aquí no las expresa en la misma forma, pero a lo largo de la exhortación las va desgranando claramente.

1. El paradigma tecnocrático

Ya en la Laudato Sí el papa Francisco denunció el paradigma tecnocrático como una de las causas de esta crisis. Aquí vuelve de nuevo a expresar que “el paradigma tecnocrático está detrás del proceso actual de degradación del ambiente”. En el fondo consiste en pensar “como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico” y “de aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos.”

Estamos asistiendo “a un nuevo avance de dicho paradigma: la inteligencia artificial y las últimas novedades tecnológicas parten de la idea de un ser humano sin límite alguno, cuyas capacidades y posibilidades podrían ser ampliadas hasta el infinito gracias a la tecnología. Así, el paradigma tecnocrático se retroalimenta monstruosamente”.

El mayor problema es la ideología que subyace a una obsesión: acrecentar el poder humano más allá de lo imaginable, frente al cual la realidad no humana es un mero recurso a su servicio. Todo lo que existe deja de ser un don que se agradece, se valora y se cuida, y se convierte en un esclavo, en víctima de cualquier capricho de la mente humana y sus capacidades. “La matriz de pensamiento propia del paradigma tecnocrático nos enceguece y no nos permite advertir este gravísimo problema de la humanidad actual”.

2. La acumulación de poder en muy pocas manos

Con una enorme lucidez y verdad expresa:

“Provoca escalofríos advertir que las capacidades ampliadas por la tecnología dan a quienes tienen el conocimiento, y sobre todo el poder económico para utilizarlo, un dominio impresionante sobre el conjunto de la humanidad y del mundo entero. Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada garantiza que vaya a utilizarlo bien, sobre todo si se considera el modo como lo está haciendo […]. ¿En manos de quiénes está y puede llegar a estar tanto poder? Es tremendamente riesgoso que resida en una pequeña parte de la humanidad”.

3. El crecimiento tecnológico no está siendo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia, espiritualidad 

“Basta pensar en las tecnologías ‘admirables’ que fueron utilizadas para diezmar poblaciones, lanzar bombas atómicas, aniquilar etnias. Fueron momentos históricos donde la admiración ante el progreso no dejaba ver lo horroroso de sus efectos. Pero este riesgo está siempre presente, porque “el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia […]. El ser humano está desnudo y expuesto frente a su propio poder, que sigue creciendo, sin tener los elementos para controlarlo. Puede disponer de mecanismos superficiales, pero, podemos sostener que le falta una ética sólida, una cultura y una espiritualidad que realmente lo limiten y lo contengan en una lúcida abnegación. No es extraño que un poder tan grande en semejantes manos sea capaz de arrasar con la vida, mientras la matriz de pensamiento propia del paradigma tecnocrático nos enceguece y no nos permite advertir este gravísimo problema de la humanidad actual.”

4. La decadencia ética del poder real y la manipulación mediática

Gracias al marketing y la información falsa, la decadencia ética del poder real y la manipulación mediática se disfrazan y se convierten en “mecanismos útiles en manos de quienes tienen mayores recursos, para incidir en la opinión pública a través de ellos”.

5. La economía y nuestro modo de concebirla

Esta situación grave en la que estamos tiene que ver también “con la economía y nuestro modo de concebirla. La lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad”.

6. La debilidad de la política internacional, de la diplomacia tradicional, y los fracasos de tantas cumbres del clima son también realidades que el papa nombra como co-causantes de la situación en la que estamos.

Y preguntas para la reflexión

  • ¿Qué consciencia tenemos de la situación climática que estamos padeciendo y de sus causas?
  • El papa Francisco, sin hacerlo explícitamente, enumera algunas de estas causas: ¿Estamos de acuerdo con ellas? ¿Añadiríamos algunas más? ¿De qué formas, conscientes o no, podemos estar cooperando con ellas? ¿Cómo ayudarnos a descubrir nuestras colaboraciones?

Por Emma Martínez Ocaña

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