Es costumbre que el día de Jueves Santo la directora general de la Institución Teresiana dirija un mensaje a toda la familia IT. Gregoria Ruiz este año en su Mensaje nos comenta el gesto del lavatorio de los pies antes de la última cena de Jesús. El poema que ofrecemos a continuación quiere ser una mirada al Jesús que hoy sigue preguntándonos si comprendemos su gesto de amor; una mirada al Jesús que solo desea que amemos como él; una mirada al Jesús que nos indica el camino verdadero a la felicidad.

“¿COMPRENDÉIS QUÉ HE HECHO POR VOSOTROS?
PUES FELICES SOIS SI HACÉIS LO MISMO” Jn. 13, 12-17

¿Comprendes, hermano, lo que he hecho por ti?
Rompí los nudos que te ataban.
He dado luz nueva a tus ojos.
Te hice andar sobre los mares.
Recuperé la fuerza de tus brazos.
Espanté tus demonios.
Sané todas tus enfermedades.
Te he hecho nacer de nuevo.
Te di un corazón de carne.

Pues dichoso tú si haces lo mismo.
Dichoso eres si hoy lo haces así.

¿Comprendes, mujer, lo que he hecho por vosotras?
Te di a beber agua del pozo.
Te he revelado tu secreto y mi secreto.
Te he dirigido mi palabra abiertamente.
Os devolví la dignidad que ellos os habían quitado.
Defendí vuestro lugar en la historia.
Te he llamado por tu nombre.
Te envié a mis hermanos.
Os hice mis testigos primeros de la vida y la resurrección.

Pues dichosas sois si hacéis lo mismo.
Dichosas vosotras si hoy lo hacéis así.

¿Comprendéis lo que he hecho por vosotros, mis amigos?
He calmado tempestades de miedos y ansiedades.
He soportado vuestras quejas y torpezas.
Fui vuestro maestro y os he hecho mis íntimos amigos.
No he guardado con rencor vuestras traiciones.
Siendo el mayor entre vosotros estoy como el que sirve.
Y cuando estabais dispersos, junto a mí os he reunido.

Pues dichosos, amigos, si hacéis lo mismo.
Dichosos vosotros si hoy lo hacéis así.

¿Comprendéis lo que he hecho por vosotros, que me habéis perseguido?
Cambié la Ley por la ternura.
La intransigencia, por el perdón.
El rito, por la alabanza que sale del corazón.
Busco compasión y no sacrificios.
Porque mi Padre tiene por nombre MISERICORDIA.

Llamé a las cosas por su nombre.
Os corregí como hace una madre con su hijo.
He elegido no a los sabios, ni a los buenos…
sino a los que tienen necesidad de mí.
Y puse vino nuevo en vuestras mesas.
Porque el Reino de mi Padre es un BANQUETE,
un ÁGAPE, una FIESTA.

Elegí mi casa entre los más pobres.
Elegí vivir en la intemperie.
Por vosotros, elegí entregar hasta la vida…
Porque mi Dios es el Dios de la VIDA.

Pues dichosos vosotros si hacéis lo mismo.
Dichosos sois si hoy lo hacéis así.

Por Pilar de F. Vilanova