Con el tema de Francia como referencia, aunque muy diferentes entre sí y a la vez muy próximas, son las dos obras que propone Joaquín Vergés, publicadas en el verano de 2023. Se trata de ‘Arde París. La nueva revolución francesa’ de Iñaki Gil y ‘Robespierre. Una vida revolucionaria’ de Peter Mcphee.

Los disturbios acontecidos, como consecuencia del fallecimiento durante un control policial en Nanterre de Nahel M. (nombre de origen árabe que significa: triunfo, triunfante), permiten asimilar y reflexionar entorno a estas dos lecturas.

De una parte, las documentadas crónicas que articulan el libro Arde París, del corresponsal Iñaki Gil, a través de cuyas páginas podemos conformar una visión de la Francia actual. Un retrato íntimo de sucesos y protagonistas contemporáneos que ofrecen una traslúcida y oportuna visión entre el déclinisme y la sécession. El primero de estos sentimientos “se ha convertido en una creencia, casi una ideología de base mayoritariamente compartida por todos los franceses” (pág. 156); el segundo se define en un artículo publicado en la revista Valeurs, nº 4519 de 06 a 12 de julio de 2023: “una secesión nihilista, absurda, emanante de una contracultura y sin otro proyecto que el de asesinar el modelo que se propone” (traducción propia).

De otra, en este punto es perfectamente razonable acudir a la historia revolucionaria de Francia que comporta, de una u otra manera, una historia de las transformaciones sociales y políticas de Europa desde el siglo XVIII. “La Revolución francesa fue un levantamiento rural y provincial en igual medida que parisino” es la tesis a partir de la cual Peter Mcphee, historiador y biógrafo de Robespierre, establece una visión y recorrido de la figura de Maximilien Robespierre desde el lugar y momento concretos de la ciudad de provincias, Arrás, donde nació el abogado y líder revolucionario en 1758.

Cierto que son dos épocas bien diferenciadas, pero igualmente cierto que Francia, desde 1793, ha liderado significativos movimientos de respuesta a los poderes establecidos como el mayo francés de 1968.

No obstante, es significativo como la impronta de contestación rebelde y revolucionaria, apenas trasluce cuando se trata de la revisión crítica del pasado colonial y las bolsas de marginación contemporáneas. Entre otras, son sangrantes los procesos de independencia de Indochina y Argelia. Y las consecuencias de toda una cosmovisión muy particular en el caso argelino es, sin duda, el resultado del malestar de las nuevas generaciones francesas, con antecedentes directos en la ex colonia.

Sin duda, Nahel M. no es una nueva Marianne, pero sirvan estas lecturas para intentar pensar y comprender entorno a las agitaciones que proceden del malestar y sus consecuencias.

Por Joaquín Vergés Cabanzón

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