Iqbal Masih (1 de octubre de 1979 – 16 de abril de 1995), asesinado a la edad de 12 años, se convirtió en el símbolo de la lucha contra el trabajo infantil. Joaquín Vergés propone la lectura de la biografía, narrada en forma de cómic, de este niño paquistaní.

 La lectura propuesta no es de un ensayo, ni una biografía. Esta vez se trata de una novela gráfica, en clave biográfica, pero con todo el simbolismo que, a veces, comporta el grafismo en forma de cómic.

Es acertado presentar aspectos de lo que fue la biografía de este niño, Iqbal Masih, que murió asesinado a los 12 años en Pakistán. Permite trazar aspectos muy relevantes de su ‘activismo’ que no fue otra cosa que la lucha contra la esclavitud: la que él mismo padeció y que padecen otros muchos niños en el mundo. Entrecomillo el ‘activismo’ pues, en es este caso, resulta difícil diferenciar el activismo y la lucha por la supervivencia en condiciones desastrosamente antihumanas, como no puede ser de otra forma si penamos en las durísimas condiciones y abuso que es el trabajo infantil.

El equipo que ha confeccionado este volumen, liderado por Laura Scarpa (guionista) y Marco Tarquini (dibujante y arquitecto), recupera esta injusticia flagrante a través de un sencillo pero elaborado guion así como unas imágenes realistas. Componen una trama dramática concatenada con máximas de la sabiduría oriental de Mahabarata, Rumi o Shaykh Muzzaffer Ozak, que permiten el contraste entre los acontecimientos significativos de la corta vida del niño, con aspectos de la moralidad y humanización. Todo ello permite al lector que transita por las imágenes sugeridas, una reflexión ético-moral sobre la deshumanización en el mundo del comercio, la falsedad del consumo o la falta de ningún tipo de principio o ética por parte de multinacionales.

Un motivo recurrente, a través del relato y las imágenes, es el reclamo de libertad. Al escribir esta nota consulto en Wikipedia el artículo dedicado a Iqbal Masih y encuentro en el enunciado: “niño pakistaní esclavizado en una fábrica de alfombras”. Resulta indignante que a finales del s. XX -lo asesinaron el 16 de abril de 1995- se puede aún hablar de ‘infancia esclavizada’. No me cabe duda de que estas y otros tipos de esclavitudes perviven, más o menos encubiertas, más alrededor nuestro de lo que soy capaz de intuir…

Por Joaquín Vergés Cabanzón

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