El texto “sobre el Fiat y testamento espiritual de Josefa Segovia implica una síntesis de su vida en cuento a su manera de ser y hacer”.

“Ese Fiat final ha supuesto toda una preparación de vida; un Sí cumbre a la voluntad del Señor que ha ido alimentándose en una identificación con Jesús y con María hasta llegar a esta ofrenda total. Y ¡cuánto vale este testimonio en nuestro contexto de hoy!”[1]

Hoy, día de la Encarnación del verbo, […] pronuncio yo también mi ‘fiat’, antes de someterme a la operación quirúrgica que me realizarán, Dios mediante, en este mismo día.

Declaro que me entrego voluntariamente, gozosamente, no buscando la salud, sino el cumplimiento de la voluntad de Dios.

Ofrezco todo por mis muchos pecados, por los sacerdotes, por la Iglesia santa y para mayor gloria de Jesucristo y de mi Madre la Virgen María.

Pido perdón a todos los que haya ofendido, y si alguien me hubiese ofendido a mí -no lo recuerdo- queda también perdonado.

No poseo ningunos bienes, más si por razón de mi cargo figurase a mi nombre dinero, o cualquier otra cosa de valor, sepan mis familiares que todo es propiedad de la Institución, a la que vivo consagrada con tanto amor. […]

Quiera mi Madre Inmaculada que todos nos aprovechemos de la gracia de hoy.

Autobiográfico, 25 de marzo de 1957

[1] Jacinthe Nkongolo: ‘La presencia de María’, en Las páginas más bellas de Josefa Segovia. 2017.