El objetivo fundamental de esta experiencia fue “abrir la mirada: la nuestra, la de nuestro colegio mayor y, ojalá, la de todos los que escuchen nuestra historia”. Así se expresan las cinco colegialas del C. M. Padre Poveda de Madrid, voluntarias en Holguín, Cuba. Ojalá su historia siga abriendo las miradas.

Helena Aliaga, María Castillo, María Fernández, Paula Folgado y Valentina Obregón, colegialas del C. M. Padre Poveda de Madrid, durante el curso académico 2024-2025 realizaron voluntariado local en la ciudad de Madrid (en el Hospital Clínico San Carlos y en la Residencia de Mayores Josefa Segovia). También organizaron actividades, conciertos solidarios, bingo solidario, torneos deportivos… para recaudar fondos destinados a las necesidades de los más vulnerables.

En julio de 2025 viajaron a Holguín, Cuba, con la idea de concretar una experiencia piloto que permitiese a otras colegialas darle continuidad. Dice Paola: “En el Colegio Mayor Poveda siempre hay una inquietud social. Cuando surgió esta oportunidad, no lo dudé”.

¿Por qué Holguín?

El país tiene una cultura muy rica, con música, baile y tradiciones. La cultura es un pilar importante para la identidad y la esperanza de la gente, incluso en tiempos difíciles.

La Institución Teresiana (IT) tiene presencia activa en el país y esto permitió a las colegialas trabajar en espacios comunitarios, donde desarrollaron talleres, actividades con niños y encuentros con universitarias cubanas.

El salario medio en Cuba es de 2.500 pesos cubanos al mes (5,75 €). Un médico gana entre 6.000 y 7.000 pesos (13.85 a 16.15 €). Sin embargo, los precios de productos básicos son altos: un paquete de huevos cuesta 2.800 pesos (6.47 €). Los profesores se ven obligados a recurrir a trabajos informales para obtener ingresos y los materiales que necesitan para su profesión son imposibles de conseguir.

Cuba es un país gobernado por un solo partido y no hay elecciones libres. Miguel Díaz-Canel fue elegido en un sistema donde no hay competencia, lo que limita la participación política y la libertad de expresión.

La mayoría de los padres con los que convivieron en Holguín tienen un nivel de estudios medio o alto. Muchos son técnicos, maestros, ingenieros o enfermeros. Son personas con mucho potencial, pero sin recursos. Muchos trabajan en instituciones públicas: hospitales, escuelas, empresas estatales o incluso en el campo. Pero, aunque dedican horas interminables a sus profesiones, el salario no alcanza ni para lo básico.

Muchos niños viven en condiciones insalubres, con presencia de moscas debido a la acumulación de desechos humanos y orina. Algunos llevan zapatos diferentes o jerséis de manga larga, aunque hace calor, porque no tienen ropa adecuada. Las debilidades más evidentes son la desnutrición, las condiciones higiénicas deficientes y la falta de recursos materiales.

En Cuba, la migración se ha convertido en un sueño compartido y, a la vez, en una herida abierta. Muchos miembros de las familias que conocieron en Holguín decidieron marcharse en busca de un futuro mejor. La migración, en ese contexto, no es una elección libre, sino una estrategia de supervivencia.

Conocer, compartir, aprender y crecer juntos

Conocieron los proyectos de la I. Teresiana, colaboraron en iniciativas comunitarias, visitaron centros de apoyo social y compartieron con voluntarios y beneficiarios de programas de la Diócesis de Holguín.

El Centro de Orientación y Acompañamiento (COA), al que entregaron todo el material que habían recaudado en España antes del viaje, coordinaba la actividad, les orientaba sobre las necesidades de la comunidad y facilitaba los espacios. También les ofreció un concierto solidario de guitarra ofrecido por niños con discapacidades mentales.

Las jóvenes fueron recibidas en el Centro Janssen para la formación de los Laicos y la Biblioteca Diocesana que gestiona la IT. Tanto la COA como la Biblioteca cuentan con el apoyo de la ONGD InteRed y la ONG Prodocs.

Comenzaron visitando el Hospital Clínico, donde el jefe de urgencias les mostró las duras condiciones en las que trabajan los médicos, la sala de Oncopediatría del Hospital Pediátrico Provincial y el Centro de Trauma. Pudieron comprobar la escasez de recursos frente a la magnitud de la enfermedad. En las farmacias principales de la ciudad vieron los estantes casi vacíos, con apenas dos medicamentos disponibles para toda una población.

Y descubrieron el talante cubano en muchos momentos de alegría compartida. Organizaron juegos para niños vinculados a la comunidad. Se desplazaron al barrio Pueblo Nuevo[1] donde prepararon actividades y dinámicas para niños sin recursos y sus familias.

Me impresionó cómo, a pesar de las limitaciones y la pobreza, prevalece la alegría, la sensibilidad  el trabajo en equipo. Hay una valentía y un deseo de hacer que contrastan con las carencias.

Valentina

Desde abajo y desde cerca

Se acercaron a los más pequeños con actividades creativas y educativas (taller de reciclaje, pulseras, dibujos, pintar caras…) para fomentar la conciencia ambiental y un ambiente de libertad donde la expresión y la alegría surgiese con espontaneidad.

Con los jóvenes y adultos, se organizaron actividades físicas para promover su bienestar.  Se organizó una merienda para compartir y favorecer el vínculo con la comunidad.

Todas las actividades les permitieron acercarse a la realidad de estas familias y ofrecer espacios de diversión, expresión y aprendizaje, de intercambio cultural. Con ellas, las colegialas del Poveda buscaban generar un ambiente de confianza y esperanza, de valoración y autoestima, de apoyo intelectual y emocional, de solidaridad.

Conocieron a M. P. que con 9 años cuida sola de sus cinco hermanos menores. A. era invitada por ellas a la hora de comer pues la ayuda alimentaria que recibía la familia no se distribuía equitativamente entre sus miembros y A. sufría desnutrición.

Sin embargo, su fortaleza es la gran capacidad de resiliencia y solidaridad que muestran los niños, así como su deseo de aprender y participar en actividades que les permitan expresarse y disfrutar.

Un encuentro con universitarias cubanas

Organizado por el COA, tuvieron un encuentro con cinco estudiantes universitarias cubanas que estaban finalizando sus estudios en medicina, enfermería e ingeniería industrial. Todas ellas eran mujeres jóvenes y comprometidas, con un deseo inmenso de cambiar su entorno a través de la educación. A pesar de las enormes dificultades que enfrentan, siguen adelante con una determinación “que nos inspiró profundamente”. Muchas provenían de familias humildes y asumían no solo el peso de sus estudios, sino también el de sostener económicamente a sus hogares. Esto las llevaba a trabajar jornadas largas y mal remuneradas mientras estudiaban.

En Cuba, la formación universitaria no solo implica clases y exámenes, sino también una implicación directa con la realidad del país desde etapas tempranas. Por ejemplo, las estudiantes de medicina comienzan a colaborar en hospitales desde segundo curso debido a la falta de personal sanitario, enfrentándose a jornadas de más de 10 horas diarias que apenas les dejan tiempo para estudiar. Además de sus clases y prácticas obligatorias, las estudiantes participan en Actividades de apoyo comunitario en barrios necesitados, en Talleres educativos y sanitarios en escuelas y centros sociales, en Jornadas solidarias organizadas por las propias facultades.

En este encuentro pudieron compartir las diferentes realidades universitarias y descubrir “cuánto tenemos que aprender unas de otras”.

En relación con todo esto, nos surgió la necesidad de ponernos en marcha y pensar en algo que hacer para poder cambiar esta dura realidad que nos contaban.

¿Y ahora?

María, antes de salir de Cuba, comentó: “Transmitiré la alegría de compartir entre amigos, a pesar de las diferencias. Me voy con la certeza de que aquí se puede hacer mucho y quiero motivar a otros a sumarse”.

Ahora, las colegialas de Poveda quieren dar continuidad al proyecto.

Cuba no suele ser un lugar al que se viaje para hacer voluntariado. Mientras otros destinos son más conocidos, la realidad cubana permanece casi invisible. Precisamente por eso sentimos la responsabilidad de crear un proyecto sólido que no solo ayude en Holguín, sino que también sirva para concienciar en España sobre lo que allí ocurre.

Para ello proponen varios enfoques sobre temáticas, tecnología, organización, recursos, alianzas y actividades para el próximo curso. Además, quieren ampliar la red de apoyo.

Nuestro objetivo a partir de ahora es ampliar la red de entidades colaboradoras tanto en España como en Cuba, sumando instituciones educativas, organizaciones sociales y colectivos universitarios que deseen apoyar y fortalecer el proyecto. Queremos que esta iniciativa crezca más allá de nosotras y se convierta en un puente sólido y duradero entre ambas realidades.

Objetivos cumplidos

Fueron tres los objetivos iniciales: conocer la realidad, sentar las bases de un futuro voluntariado sostenible, crear lazos humanos. Pero el objetivo más profundo fue abrir la mirada:

Abrir la mirada: la nuestra, la de nuestro colegio mayor y, ojalá, la de todos los que escuchen nuestra historia. Queremos que este primer paso sirva para despertar conciencias, para mostrar que la juventud puede y debe involucrarse en proyectos internacionales, que somos capaces de generar impacto real y que la solidaridad no tiene fronteras. Que esta experiencia ha contribuido a nuestra formación humana, entendiendo de forma práctica, los problemas que afectan al desarrollo, la desigualdad entre territorios, la relación entre lo local y lo global, y cómo decisiones y acciones locales influyen positiva o negativamente sobre otros territorios y personas vulnerables.

 

Por Helena Aliaga, María Castillo, María Fernández, Paula Folgado y Valentina Obregón

Imagen de Holguín Católico

[1] Barrio popular de la ciudad donde miembros IT y colaboradores, con el apoyo de la ONGD InteRed llevan a cabo una labor social y educativa con niños y adultos, a través de apoyo escolar en Lengua y Matemáticas, educación en valores y actividades de deporte. Además, hay talleres de manualidades y de tejedoras de croché.

En la web de la diócesis Holguín Católico puede encontrar más información.

 

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