Elías, un niño afgano, con palabras sencillas, aunque profundamente significativas, cuenta la razón por la que su familia se vio obligada a huir. En Afganistán ya no quedan palomas, y su familia, como las aves, ha tenido que dejar su país en guerra. Expresa el deseo de que llegue el día en que la paz, fruto de la justicia, atraviese la vida de todas las familias allí donde se encuentren, en todos los rincones de la tierra.
Mohammad Elías Yaquby, de Afganistán, participa en el aula de apoyo del Proyecto Rajab de la Asociación Educación y Cultura en Jaén. Su madre, Benafsha, es también alumna de las Clases de Español y del Taller de Costura y Confección. Elías ganó un concurso de redacción sobre la paz en su colegio, CEIP Santa Capilla de San Andrés, y hoy nos regala su texto.
En Afganistán ya no quedan palomas
Soy Elías, tengo 11 años y he venido de Afganistán.
Mi país lleva mucho tiempo en guerra y allí ya no quedan palomas.Todo está destruido, las personas están enfermas, sin alimentos ni medicinas. Cada día piensan que es el último. Y a pesar de todo, siempre tienen una sonrisa en los labios.
Mi familia me cuenta que antes de la guerra había felicidad, el cielo era azul y volaban muchas palomas celebrando la paz. Pero, al empezar la guerra, el cielo se puso gris y las palomas huyeron, porque eso no era lo que ellas esperaban.
De la misma forma, mi familia tuvo que salir de allí, siguiendo el rastro de las palomas. Llegamos a Jaén y encontramos un paraíso con el cielo azul y mucha gente que nos ha acogido con alegría y nos ha ayudado en todo.
Con tristeza vemos las noticias que nos llegan de mi país, al mismo tiempo que vivimos con la esperanza de que se acabe la guerra y todo vuelva a ser como antes y quien sabe si, quizá algún día, mi familia y yo podamos regresar.
No a la guerra, sí a la paz.