La Institución Teresiana en España manifiesta su dolor ante la partida del papa Francisco, pero sobre todo su agradecimiento y el compromiso de acoger su legado. Un legado que impulsa y afianza rasgos importantes que resuenan en nuestra identidad como asociación de laicos en la Iglesia y en el mundo, impulsándola y reafirmándola.

En este día prolongado de Pascua de Resurrección, la Institución Teresiana de España siente con la Iglesia universal el dolor por la muerte del papa Francisco. Pero al dolor se une el agradecimiento por ese regreso a la casa del Padre del Pastor de la Iglesia en el tiempo del triunfo de la vida sobre toda muerte. El triunfo de la luz de Cristo sobre toda oscuridad.

La muerte del Papa, aunque se había sospechado en las semanas pasadas, parecía haberle esquivado, pero ahora llega con sorpresa y nos ha dejado impactados. Ayer saludó a su iglesia en persona y hoy forma ya parte de la Iglesia triunfante.

Alguien ha hablado hoy de sentimiento de orfandad. Pero el sentimiento de orfandad suele afirmar una presencia distinta y ciertamente poderosa. Junto a esos sentimientos en la partida del Papa queda, para este grupo IT de iglesia en España, un legado que impulsa y vuelve a proponer y a ‘reafianzar’ nuestros compromisos.

El pontificado de Francisco ha tenido varios rasgos importantes que resuenan en nuestra identidad y nuestras líneas de acción como Institución Teresiana:

  • El amor de entrega total y fiel al Evangelio y a la Iglesia.
  • La alegría del Evangelio, de la que tanto había hablado Poveda, como brillo y perfección de los actos. Y como obligación de proclamación.
  • La llamada a ser discípulos misioneros. Es decir, no sólo a salir en misión, sino a aprender, a vivir en la escuela de la misión, a ser verdaderos seguidores.
  • La defensa constante y fiel de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.
  • El recuerdo y avivamiento del mandato de Jesús de salir a buscar a los alejados, a las periferias y de invitar a todos a la gran familia eclesial.
  • La compasión y la apasionada defensa de los más pobres, los más desfavorecidos, los “descartados”, los perseguidos, los encarcelados, los que tienen que dejar su tierra.
  • El caminar con otros, en una espiritualidad de acompañamiento y camino conjunto.
  • La vida en y con el corazón de Cristo.
  • El cuidado de la “Casa Común”.
  • “La esperanza que no defrauda”. No defrauda porque conoce esa victoria pascual.

En este Año Jubilar que el Papa había iniciado para la Iglesia, la oración de la IT en España es que el amado pastor haya entrado por esa puerta grande del júbilo de su Señor. Y que el Señor, en su misericordia, vele por su Iglesia en los momentos decisivos que se vivirán en estos días. Que la esperanza que nunca defrauda acompañe a su pueblo ahora y siempre.

Hay una orfandad muy consolada, y es la de la certeza de otra presencia victoriosa y de una vida de gracia y misericordia. El camino de Jesús, recordado y marcado por Francisco, sigue. Y en el camino siempre hay esperanza.

Imagen del Osservatore Romano

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