La incidencia política fue el tema que reunió esta vez a miembros y simpatizantes del Área de Acción Social de la Institución Teresiana. Su participación significó “aprendizaje, compartir, poder sentarnos a escuchar y a debatir los desafíos que la sociedad actual nos impone”. Las jornadas ayudaron “a impulsar el compromiso transformador en la realidad”.
Del 14 al 16 de marzo, la Casa San José en El Escorial (Madrid) ha sido el escenario de las XIII Jornadas del Área de Acción Social que llevaban por titulo Incidencia política hoy: retos y desafíos. Participaron casi medio centenar de personas, en su mayoría miembros del Área Social. El evento fue coordinado por el Equipo Dinamizador del Área formado por Pilar Cachofeiro, Francisco Campos, Marga Usano y Carmen López, quienes dieron la bienvenida a los asistentes el primer día.
Reflexión y acción frente a los retos sociales y políticos del siglo XXI
El sábado comenzó con la primera ponencia de Andrés Aganzo, sociólogo especializado en Psicología Social, titulada La dimensión política de la acción: ¿Qué retos y desafíos se plantean en el contexto local? Analizó la importancia del espacio político y la participación ciudadana, subrayando la necesidad de una mayor solidaridad internacional frente a retos como el cambio climático, la precariedad laboral y los procesos migratorios.
A continuación, los asistentes trabajaron por grupos, distribuidos por diferentes ámbitos geográficos (Andalucía, Ceuta y Melilla; Aragón, Cataluña y Comunidad Valenciana, Castilla y León; Comunidad de Madrid y Principado de Asturias). Compartieron reflexiones y propuestas sobre los retos y desafíos a los que dan respuesta con su presencia.
La tarde continuó con la segunda ponencia, Singularidades específicas que el cristianismo puede aportar en el momento actual, presentada por Andrés Aganzo. Los participantes trabajaron en rincones temáticos, abordando cuestiones como el empleo decente, la ecología integral, migraciones, el ecofeminismo y la pobreza. A continuación, una persona de cada grupo hizo una defensa sobre el tema que proponía como reto o desafío de incidencia política para ser asumido por el Área Social. Al final se eligió en sala como reto la ecología integral.
Para finalizar el día, se celebró una velada animada con un concurso y juegos bajo el título Tú sí que sabes y con una cata de productos típicos traídos desde las diferentes provincias de España.
Para mí, participar en las jornadas del Área Social significa aprendizaje, compartir, poder sentarnos a escuchar y a debatir los desafíos que la sociedad actual nos impone y que de alguna manera nos afectan en los distintos lugares y comunidades donde estamos trabajando.
Esther Rueda, trabajadora social en el Centro Sociocultural Pedro Poveda Guadix
Evaluación y planificación de futuras acciones en el ámbito social
El domingo se dedicó a la evaluación de los avances logrados, la revisión de documentos del Área y la planificación de prioridades para el curso 2025-2026. También se abrió el proceso de renovación del equipo y los presentes les dedicaron unas palabras de agradecimiento. La jornada finalizó con la presentación de los resultados de la evaluación de las Jornadas mediante una Matriz DAFO y un emotivo cierre.
Las jornadas me ayudan a impulsar el compromiso transformador en la realidad en la que estoy. Además, fortalecen mi sentido de pertenencia a la Institución Teresiana y también contribuye a que pueda dar una razón fundamentada de las apuestas que hago. Por último, estrechan mi vínculo con otras personas del Área y favorece el compartir aprendizajes. Para mí es un motivo de gratitud que se puedan desarrollar estas jornadas anuales.
Francisco Campos, Casa Mambré – Igualdad y desarrollo social en Córdoba
Estas jornadas han sido un espacio clave para reflexionar sobre los desafíos actuales y reafirmar el compromiso del Área Social en la acción política y comunitaria.
Aquí puede ver el programa de las jornadas.
¿Podéis enviar las acciones concretas finales de estas jornadas? Un enfoque solo sociológico puede ser insuficiente en nuestra época globalista, la teología tiene siempre la última palabra por ser una ciencia finalista y espiritual que debería estar presente en los análisis sociales de este mundo global, injusto y embaucador, construido por un poder político corrupto, siempre ávido de riqueza con un descarado relativismo moral cuya consecuencia perversa, entre otras, es la pobreza radical de los pueblos.