¿Cómo leer y entender el tesoro que encierran las parábolas empleadas por Jesús en el Evangelio de Lucas para nuestro mundo de hoy? Carmen Fernández Aguinaco presenta el libro de Ángel Moreno de Buenafuente editado por Narcea en la colección Espiritualidad: Las perlas del tesoro.
El Año Santo Jubilar de 2025 se ha abierto como año de perdón, misericordia y esperanza. Y el Evangelio de Lucas está considerado, tradicionalmente, precisamente como un anuncio clamoroso de la misericordia de Dios y, por tanto, de la esperanza de salvación.
Este libro del Evangelio de san Lucas ofrece una preciosa colección de ‘perlas’ de misericordia para con los preferidos de Jesús: los niños, los pecadores, las mujeres, los publicanos… A través de las parábolas, va dando ejemplos de la inmensa generosidad de Dios, el amor sin medida. En todo, va refiriéndose al Hijo, que se vació y se hizo pobre para enriquecer a todos.
A lo largo de las parábolas, se va viendo la mediación que tienen estos textos para la vida. “La mayoría de las imágenes,” dice el autor, “tienen que ver con los frutos de la tierra y del trabajo del hombre, expresión litúrgico-eucarística…”
Las parábolas, como indica el propio autor en el prólogo, toman ejemplos de la vida rural y cotidiana de Jesús, de su trabajo y de sus relaciones. ¿Cómo se puede relacionar todo esto con un mundo actual, en el que domina la técnica y la ‘virtualidad’? Quizá estas parábolas, insiste el autor, sea una manera de no olvidarnos de la casa común, la Creación. Además, hacen siempre referencia a símbolos y conceptos semitas del Antiguo Testamento y a la vida de Cristo. Es preciosa, por ejemplo, la reflexión que hizo el autor sobre la túnica que la madre de Jacob le quitó al hijo mayor para dársela al pequeño, la túnica del hijo pródigo y la túnica del Hijo que queda a los pies de María en el Calvario y que la Madre da a los hijos menos merecedores.
También se pone énfasis en los gestos corporales, en una espiritualidad de Encarnación y de relaciones tan necesaria en un mundo mecanizado y dominado por la tecnología.
El libro se puede leer seguido, pero quizá sea mejor ir poco a poco, parándose en cada parábola. Al final de cada capítulo se ofrecen preguntas para la reflexión personal. Puede ser un buen libro de meditación para este Año de Esperanza.
Por Carmen F. Aguinaco
Imagen de Shäferle en Pisabay