El Centro Cultural Poveda acogió la conferencia ‘Pedro Poveda: intuiciones y compromisos’ en el marco del Año Poveda. M.ª Dolores Peralta destacó especialmente la visión de Poveda sobre la educación integral y el papel de la mujer en la sociedad.
En Linares se celebró la conferencia Pedro Poveda: intuiciones y compromisos como parte de la programación del Año Poveda que conmemora el 150.º aniversario del nacimiento de san Pedro Poveda. El Centro Cultural Poveda acogió el 21 de febrero a miembros y amigos de la Institución Teresiana (IT), el concejal-delegado Martín de la Torre, miembros de la corporación municipal y público en general.
La ponente, M.ª Dolores Peralta, centró su intervención en las intuiciones que guiaron la vida de Pedro Poveda y su actividad social, educativa y evangelizadora. En la mayor parte de la conferencia se refirió en la etapa de Guadix, aunque también hizo certeras referencias a los años vividos en Covadonga y Madrid.
Tras acercarse al Barrio de las Cuevas de la ciudad andaluza para desarrollar una Misión Popular, Pedro Poveda se dejó afectar por las situaciones de miseria que apreció en aquel lugar. De esta mirada comprometida a la realidad, surgió la intuición de que ofrecerles unas escuelas bien equipadas podría facilitarles la salida de aquella realidad tan difícil.
M.ª Dolores repasó las distintas facetas que pueden reconocerse en Pedro Poveda. En primer lugar, su preocupación por la educación (aunque reconoció que, en sentido estricto, no fue un pedagogo sino alguien que supo descubrir la importancia de una formación integral para el desarrollo de la persona). Intuyó que sería necesario formar educadores laicos con un compromiso fuerte e integral. La ponente ofreció algunas características que Poveda deseaba para el perfil de educador: los primeros cristianos como referente, una fuerte vida interior, espíritu de diálogo y mansedumbre; y como fundamento, la Encarnación y el humanismo verdad.
También hizo referencia a su intuición de que la mujer debía ser el motor del cambio necesario en la época que le tocó vivir y su compromiso. Ofreció la Institución Teresiana -a la que imagina como algo más que una obra educativa o social: debía ser una obra evangélica- como plataforma para impulsarlo.
Finalmente, habló de su vocación sacerdotal, que configuró su ser hasta no poderse comprender fuera de ella. Esta vocación cristalizó, según su propia expresión, en “un género de apostolado”, con la intensidad de una llamada concreta y nueva, que no era sino una opción radical por la persona humana, sin excluir a nadie.
La conferencia fue muy aplaudida y, a tenor de las numerosas intervenciones, muy interesante para los participantes.
Por Herminia Río López