La Institución Teresiana participó en el Congreso de Vocaciones 2025 ¿Para quién soy?, organizado por la Conferencia Episcopal Española en el mes de febrero. Ha supuesto una llamada urgente a “dar a conocer y poner al servicio de la iglesia y de la sociedad el carisma de la Institución Teresiana”.

¿Para quién soy? “Esta es la pregunta fundamental”, afirmó el papa Francisco en su mensaje al Congreso de Vocaciones que leyó el Nuncio Apostólico en España, monseñor Bernardito Cleopas Auza. A menudo, filósofos, teólogos y todo tipo de personas se han hecho preguntas parecidas: “¿Quién soy? ¿A dónde voy? ¿Cuál es el sentido de la vida?” Pero de esas preguntas, quizá la más importante, la que las resume y engloba todas sea esta última: ¿Para quién soy? Las palabras, tomadas del documento final del Sínodo de Jóvenes, Christus Vivit, constituyeron el núcleo de toda la reflexión y el trabajo de estos días.

El Congreso, organizado por la Conferencia Episcopal Española (CEE) y celebrado en el Madrid Arena, reunió a más de 3.000 congresistas de toda España, incluyendo representantes de diócesis y más de 45 movimientos, asociaciones, congregaciones religiosas e institutos seculares. El evento fue un espacio de reflexión y encuentro en torno a la vocación.

La Institución Teresiana (IT) participó con 13 personas, incluyendo 7 en representación de la institución y 3 de la diócesis de Barcelona: Anna Almuni, Xavi Toda y Pepi Morros. Laura Moreno, delegada episcopal de jóvenes de Madrid, participó en un taller junto con Antonio Secilla y otros miembros. Nieves Arce, del departamento de pastoral de Escuelas Católicas, dinamizó el taller Descubre tu camino dentro del Itinerario de Misión: Escuela y vocación, que buscaba ofrecer una experiencia sobre cómo se cultiva la vocación en el mundo de la enseñanza desde la educación en la fe.

En su mensaje inicial, el cardenal Cobo, arzobispo de Madrid, destacó que la pregunta del lema es la más fundamental y representa la necesidad de reconducir la libertad hacia un horizonte más amplio.

Nuestro tiempo presenta una grieta peligrosa: la falta de preguntas. Estamos muy preocupados en fabricarnos una personalidad ‘online’. Pero la falta de preguntas genera una cultura chata en horizontes. Cuando somos capaces de elevar la mirada, descubrimos el despertar del sueño, para dejar resonar en el corazón las preguntas fundamentales. Debemos transitar a la cultura del encuentro y del diálogo. Otra grieta es el error del divorcio entre fe y vida diaria. El misterio de la Encarnación es relación personal con él. Pero somos no solo ‘vocados’, sino más bien convocados, en una comunidad eclesial.

Por su parte, monseñor Argüello, presidente de la CEE, enfatizó que el ‘yo’ que aparece en el lema del congreso es un nuevo yo.

Es un nosotros. Un yo ungido, porque está en la cruz. En la Cruz vemos el Corazón que se entregó por nosotros. Es el aliento que nos hace desear ser santos. Vamos a vivir una Pascua en este fin de semana: esperar con María. Vivir el yo ofrecido a los contemporáneos y vivir el abrazo del nosotros.

Como afirmaba el mensaje inicial del Papa, “Dios nos llama para Él, y también para otros”.

La ponencia inicial que siguió a las intervenciones del nuncio apostólico, el cardenal Cobo y monseñor Argüello había sido elaborada con las aportaciones de los trabajos de muchos de los grupos participantes. Dicha ponencia estuvo a cargo de Alfonso Lasheras, SJ; Ana Samboal y un equipo. El día finalizó con una vigilia de oración.

Cuatro itinerarios

El sábado fue un día de presentaciones, reflexión y trabajo de grupos. Se ofrecieron cuatro itinerarios a los que los participantes podrían inscribirse:

Palabra. En su ponencia, José Luis Albares, profesor del Centro Universitario Cardenal Cisneros de Alcalá de Henares, se centró en la Palabra de Cristo: llamó a los que quiso, para que estuvieran con él, para enviarlos a predicar.

Comunidad. La ponencia estuvo a cargo de Eloy Bueno de la Fuente, catedrático de Teología de la Universidad del Norte, Burgos, que habló de la Iglesia como vocación para la misión, partiendo de la llamada bautismal. Con un discernimiento comunitario para acoger la diversidad de vocaciones.

 Sujeto. María José Castejón, del Instituto Secular Siervas Seglares de Jesucristo Sacerdote, se centró en la llamada como “provocación-convocación” que implica acompañamiento y discernimiento.

Misión. M.ª Consolación Isart, de la Universidad Católica de Valencia, enfatizó tres puntos esenciales: “la secularización del mundo”, “todos nos convertimos en apóstoles de apóstoles”, y “constituimos en este momento una minoría santa para transformar el mundo”.

De los sueños a los desafíos

Los participantes compartieron experiencias vocacionales en más de 65 talleres, destacando la importancia de la acogida, el servicio, la misión y el acompañamiento a los jóvenes. Se resaltó la necesidad de coherencia entre fe y vida, entre la vida y el testimonio, así como la importancia de trabajar en equipo y en red para responder a las necesidades de la juventud.

La ponencia final, elaborada por un equipo y presentada por Alfonso Salgado y María Ruiz, enfatizó la necesidad de pasar de los sueños a los desafíos en la llamada, invitación y compartir la vocación.

Las celebraciones litúrgicas, animadas por el coro de Toño Casado, estuvieron muy bien preparadas y cuidadas, así como las oraciones. Hubo actuaciones musicales inspiradoras a cargo de Shemá, Musical Sueños de Toño Casado, Hemanas Pobres de Santa Clara, Marta Mesa y Hakuna.

En la eucaristía final de envío, monseñor Argüello tomó la imagen de la Iglesia como barca, con el áncora de la esperanza y la llamada a seguir navegando a lo más profundo, atendiendo a las necesidades del mundo. Recordó la obligación de la solidaridad en el día en que la Iglesia llama a la colaboración con Manos Unidas. Invitó a continuar una “liturgia de alabanza”.

Llamados para un compromiso con el mundo

Algunos miembros de la IT que participaron en el evento han compartido sus resonancias. Destacan que “el verdadero testimonio se da en nuestra forma de estar, de actuar y ser”. La coherencia “es la clave para poder ser agentes de transformación”.

Me ha impresionado la urgencia por una pastoral y una convocatoria donde la vocación y la persona sean el centro. Es una realidad compartida por los diferentes carismas de la Iglesia.

La vocación y el carisma de Encarnación de la Institución Teresiana tiene una enorme validez dentro del mundo en el que vivimos, donde la Iglesia parece algo lejano a la sociedad y donde estamos llamados como miembros IT a vivir inmersos.

En el centro del discernimiento vocacional deben estar Dios, la persona y la relación entre ambos. La labor del acompañante en este proceso es caminar al lado, facilitando el descubrimiento de la vocación como un don divino, sin imponer sus percepciones.

Alberto Sarabia

La participación en el Congreso de Vocaciones ha supuesto una experiencia significativa como Iglesia. He podido vivenciar que en ella cabemos todos y, más aún, nos complementamos y nos ayudamos a vivir nuestra vocación, la llamada que hemos recibido de ser en la vida comunión e impulso, respetando las diferencias y haciendo realidad el Reino de Dios entre todos. Toda la diversidad eclesial es para el servicio. Agradezco el haber participado como miembro de la IT, la buena relación con la que hemos compartido estos días y el sentido de misión renovada.

M.ª Paz Cardona

Como Iglesia “estamos en proceso de reconocernos como un pueblo en comunión” con diferentes carismas, pero llamados a trabajar por el Reino. Esto debe traducirse en acciones concretas, desde lo pequeño a lo grande, también “dentro de las estructuras de la Iglesia a nivel organizativo.”

La conciencia de una Iglesia grande, donde caben todas las vocaciones vividas como respuesta a la pregunta del congreso: ¿Para quien soy? Es la respuesta a la pregunta de Jesús, pregunta y respuesta personal y vivencia en comunidad, no en solitario.

Carmen Velasco

Como asociación de laicos con un carisma que quiere vivir el misterio de la encarnación como forma de ser y estar en el mundo, “sería importante plantearnos un par de cosas concretas para ir viviendo esto en nuestra realidad”.

Ha supuesto una vivencia fuerte de Iglesia. Impresionaba ver todo el recinto lleno de personas representantes de diversos grupos y la alegría de haber encontrado dentro de la Iglesia la respuesta a la pregunta: ¿Para quién soy?, lema de este congreso. Ha supuesto para mí un impulso a plantear esta pregunta a las personas con las que nos encontramos en el día a día y a ofrecerles la Iglesia como lugar donde pueden encontrar su respuesta.

Ascensión Montero

Han expresado mucho agradecimiento por la riqueza en la diversidad dentro de la Iglesia y el camino andado para hacernos conscientes de la importancia de cada uno.

Ha sido una experiencia muy buena. Me sentí muy privilegiada de vivir junto con la IT este encuentro de toda la Iglesia en torno a la vocación, donde vi que cada uno veníamos de diferentes lugares, carismas… pero todos estábamos unidos en lo mismo. Fue un impulso recordar que, porque soy amada, soy llamada y he de ser profeta e instrumento de Dios en mi vida. Recordar que algo muy importante en mi vocación es la oración, ese encuentro de amistad con Dios que está presente en el día a día.

Ana M.ª Sánchez

Ha sido una experiencia que me ha permitido ver y conocer la diversidad y también la unidad en la iglesia a nivel de España, como la fuerza del Espíritu actúa a través de las personas y genera comunidad.

Laura Peredo

He vivido este congreso en continuidad con el Congreso de Laicos. Pude, una vez más, reconocer que somos llamados desde nuestra vocación bautismal y, desde esta vocación, dar gracias por el regalo de tantas vocaciones como se dan en la Iglesia. Se ha reforzado con fuerza en mí que somos llamados para una misión y para un compromiso con el mundo y también la urgencia de dar a conocer y de poner al servicio de la iglesia y de la sociedad el carisma de la Institución Teresiana.

Pilar Gascón

Más información en la página web del congreso.

 

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