Entre tantos acontecimientos abrumadores que nos envuelven, seguimos escuchando: “¡Despierta! ¡Levántate!” No quedemos postrados ni inmovilizados. Sigamos andando, gritando por la justicia, la hermandad y sabiendo que Él nos dice hoy en esta Navidad: “Yo estoy aquí”. Qué hermosos los pies de quienes anuncian esta buena noticia.
Qué hermosos los pies…
Son hermosos los pies de quienes sacuden su parálisis de temor o de comodidad para salir al encuentro de otros.
Son hermosos los pies de quienes han caminado toda una vida construyendo familia, comunidad. Han pasado por dolores, sufrimientos, exilios y emigraciones. Han buscado un futuro para sus hijos. Y siguen caminando.
Son hermosos los pies de quienes corren, acuden a ayudar a otros en sus dificultades, oscuridades y dolor.
Son hermosos los pies de todos esos jóvenes que, en la tragedia de las inundaciones, se apresuraron a darlo todo para ayudar.
Son hermosos los pies de quienes juegan y disfrutan la vida, porque van sembrando esperanza y alegría en un mundo necesitado.
Son hermosos los pies de quienes bailan a pesar de todos los pesares, todos los dolores y todas las angustias de este mundo. Pueden incluso haberles quitado las zapatillas; seguirán bailando descalzos.
Son hermosos los pies de quienes comienzan su vida y traen una luz y una razón de vivir a sus familias.
La esperanza es la virtud de los pies. Quien no tiene esperanza, se queda en su parálisis, no lucha, no sale a ayudar a otros, no busca una luz en medio de momentos oscuros y complicados. ¿Para qué? La esperanza es la virtud de esos pies que acuden para poder unir las manos de todos los que, indiferentes a los colores políticos, se comprometen y ayudan a otros. Son hermosos los pies de quienes van al encuentro de otros para reconciliarse, construir la paz. Son hermosos los pies de quienes saben que tienen que moverse hoy más que nunca.
La esperanza es la virtud de los pies de quienes despiertan, se levantan, se ponen en marcha. Porque la vida no se para y, sobre todo, porque tienen la certeza de la palabra y la promesa dada: “Aquí estoy”. Dios, que está en medio de todo, y sobre todo. La esperanza es la virtud de los pies que se apresuran al encuentro con quien dice “Aquí estoy”.
Son hermosos los pies de quienes saben que los pies del Dios encarnado caminan a su lado. Son hermosos los pies de toda la humanidad, de toda la creación; pies de toda edad, pueblo y nación que caminan hacia quien los hace humanos y santos, hacia quien es la razón de su esperanza.
Son hermosos los pies que anuncian la Buena Noticia, la luz en la oscuridad y el bálsamo en el dolor de los pueblos. Son hermosos nuestros pies cuando la esperanza nos pone alas.
Son muy hermosos, son bellísimos, los pies de esa Buena Noticia encarnada, los pies del Niño.
¡¡Feliz Navidad!!
Por Equipo de Comunicación IT España
Gracias. Con tan bonito y estimulante texto, caminaremos seguro y anunciaremos la paz.
Gracias por tan hermosa felicitación. Pone en marcha no sólo los pies, también el corazón. Feliz Navidad a todo el equipo de Comunicación IT España
Precioso. Para adviento y para toda la vida. Me quedo especialmente con una idea: La esperanza es la virtud de esos pies que acuden para unir las manos de todos.
¡Precioso texto! Gracias.