Cumplir 100 años no es cualquier cosa, ni frecuente. Es un acontecimiento para festejar por todo lo alto. El 14 de noviembre Jaén hizo fiesta para felicitar a Concha Rodríguez y Mary Luz Gallardo nacidas ambas en 1924.
En el año 2024 celebramos el centenario de la aprobación pontificia de la Institución Teresiana (IT) por el papa Pío XI. La Institución, ya reconocida con carácter universal en 1924, empezaría a expandirse. Un carisma se abría paso en la Iglesia, aportando su identidad: evangelizar desde “el diálogo fe-ciencia” y la clave del “humanismo verdad”.
Ese mismo año de 1924 nacieron dos residentes del Centro Josefa Segovia de Jaén: Concha Rodríguez y Mary Luz Gallardo.
Cumplir 100 años no es cualquier cosa, ni frecuente. Es un acontecimiento para festejar por todo lo alto. El 14 de noviembre, en la Eucaristía, cuidadosamente presidida por el capellán, se celebró la mayor felicitación.
A lo largo del día se expresaron los mejores deseos, se recordaron momentos en que se han compartido experiencias, acontecimientos grandes o pequeños, anécdotas y encuentros; sobre todo, agradecimiento al Autor de la vida. Las 24 residentes de la casa, el equipo, miembros de la Institución de la ciudad de Jaén y el personal sociosanitario se unieron en una celebración a la vez familiar y solemne.
Cien motivos para dar gracias
Después de la Eucaristía, Francisca Pérez Catena, delegada de autoridad para mayores, introdujo la siguiente parte de la fiesta entregando un libro personalizado para cada una de las centenarias. ‘Gracias’ es la palabra mágica que atraviesa, como manojo de cien bendiciones, todo el libro: 100 motivos para dar gracias” . Además se les entregó una carta y obsequio de M.ª del Carmen Aragonés, directora de Sector, y un mensaje de Teresa Fernández Canedo.
Las personas de la IT presentaron las velas y orquídeas que habían estado ante el altar en la Eucaristía. Se acogió también la felicitación de la Empresa EULEN, que gestiona el Centro, y de todo el personal de la misma: ramos de flores y palabras de la Directora de la Empresa y de algunas auxiliares. No faltó la felicitación de muchas personas ausentes. Los símbolos de gratitud representan lo que no pueden hacer las palabras y se hacen presentes para darle materia y forma. Los recibieron con gratitud.
Concha nació en Málaga el 23 de octubre y recibió el bautismo en la Iglesia de los Santos Mártires, evocación rápida de la fe fuerte con la que le ha regalado Dios. Decidió pertenecer a la Institución en Málaga, con vocación decidida, firme, ya desde muy joven.
A Concha le dieron gracias, entre otras cosas, “por tu vida y el modo de vivirla”; “por saber elevar con amor al Señor todo lo cotidiano”; “por haberme transmitido tu relación cercana con Josefa Segovia”; “por tu interés por conocer noticias y avisos superando límites y fragilidades”, “por tu carácter recio y agradecido a la vez”.
Mary Luz nació en Alconchel (Badajoz) el 12 de diciembre. La bautizaron en la Iglesia de Nuestra Señora del Remedio, en el mismo pueblo. Fácil es reconocer en Mary Luz la centralidad de Jesucristo que marca su biografía. Solicitó pertenecer a la Institución en Sevilla, el 8 de diciembre de 1944. La decisión de entrar en la Institución pasó el crisol de la autorización paterna y salió del trance haciendo honor a su nombre de luz. Por eso, algún reflejo ilumina también a todas las residentes.
Manifestaron su gratitud a Mary Luz poque “nos edifica tu cercanía y tu saber estar en cada momento del día”; por ser “una gran mujer, con mucha paz”; “por tu espíritu generoso sin esperar nada a cambio”; “por tu actitud verdaderamente noble y bella de carácter”; “por ser mujer de paz, que transmites allí donde estás”.
Mariluz manifestó sus impresiones:
Me gustó mucho la expresión comunitaria de gratitud. Sí, es inmensa en mí, por mi familia; por la Institución; por mi estancia en Perú, 27 años; por mi paso por Badajoz, Córdoba, Osio a la vuelta a España; y finalmente Jaén, los orígenes, para mí, la tierra prometida, hasta que el Señor venga a recogerme, porque ya soy mayorcita”.
Concha y Mary Luz, el mejor regalo
No hubo meras espectadoras en este acto. Las sorpresas sembraron el ambiente de lo que va quedando a cada paso. Carmen Serrano y Mercedes González Carranza, que se desplazó desde Córdoba para asistir a la celebración, han dejado su testimonio.
Fiesta grande en nuestra casa, la Eucaristía en el centro. Dos vidas llenas de frutos, no marchitos, frescos, ofrecidos, regalados… ¡Cuanto recorrido en dos vidas centenarias en años, porque en Cristo, la vida da mucho fruto.
Carmen Serrano
“Para mí ha sido un regalo haber participado en la celebración de las dos centenarias. Deseo expresar que han preparado todo maravillosamente el Equipo IT del Centro Josefa Segovia y la Empresa EULEN, directora y todo el grupo de auxiliares, enfermera, cocinero, etc. D. Francisco, que celebra la Eucaristía a diario. Todo ello no se improvisa. Allí se respiraba generosidad, servicio constante, cercanía, ambiente de paz, alegría, ayuda mutua… Una casa donde se vive el carisma de la Institución. Las residentes, unas más frágiles que otras, son mujeres de Dios.
Mercedes González
No hay fiesta sin banquete. Para la comida, el mismo salón dio cabida a las mesas aderezadas para la ocasión, con flores dispersas. Lo que no puede transmitirse es el ambiente, el diálogo, primero tenue, luego más alborotado. Todo cabe, porque la alegría, a manera de radar, lo envuelve todo.
Son las dos, Concha y Mary Luz, en fin, el mejor regalo para esta comunidad. Y los regalos, ya se sabe, se acogen, se disfrutan y no pasan más factura que la gratitud.
Por Encarnita Molina