“Pidamos a Victoria que nos sostenga en esa aventura de la santidad, que no es otra cosa que vivir la plenitud del amor allí donde estamos”, dijo Maddalena Pievaioli el 29 de julio en Hornachuelos. La Parroquia Santa María de la Flores recibía de sus manos una reliquia de Victoria Díez.

El pasado 29 de julio tuvo lugar en la Parroquia Santa María de las Flores de Hornachuelos un acto significativo para el pueblo y para la Institución Teresiana. El párroco, D. Francisco Javier García Ramírez, había presentado una petición para que la parroquia recibiera una reliquia de primer grado de Victoria Díez. Fue Maddalena Pievaioli, actual postuladora para la causa de los santos de la Institución Teresiana, quien viajó a Hornachuelos para hacer la entrega. El acto tuvo lugar dentro de novena que se celebra en honor a nuestra Señora de los Ángeles, patrona de Hornachuelos.

“Tenéis la suerte,” aseguró Maddalena, “de contar con dos beatos: Don Antonio Molina, pastor enamorado de Jesús y de la tarea que Dios le había encomendado, y Victoria Díez, la joven maestra que vino de fuera y se entregó de lleno a la misión en que creía y animaba su vida”.

Victoria ayudó a crecer a sus alumnas mediante una educación basada en el amor. Había encontrado la vocación teresiana, que no es otra cosa que ser verdaderos cristianos en medio del mundo llevando, a través de la educación y la cultura, pero, sobre todo, de la vida, a Jesucristo a cuantos se le acercara. La acción de Victoria llegó al pueblo entero a través de un trato sencillo y comprometido con todos. Este trato brotaba de una honda amistad con Jesús, compañero de toda su acción, al que rogó ‘si es preciso, pídeme precio’. Pocos pueblos tienen una ofrenda de la vida tan clara y delicada como tiene este pueblo.

Maddalena explicó las bases sobre las que la Iglesia beatifica o canoniza a los santos como ‘intercesores’.

Intercesor quiere decir alguien en quien confiar ante situaciones difíciles, sabiendo que pueden interceder por nosotros ante Dios, cuando se lo pedimos y cuando la mano que ofrece avalora la ofrenda. Ellos hacen su parte, nosotros tenemos que hacer la nuestra: creer en su mediación, pedirle favores, y que estos se conozcan y no se queden escondidos en el corazón de quien los ha recibido.

Por favor, no os canséis de pedir la intercesión de Victoria. Somos pueblo de Dios y la Iglesia para canonizar a un beato quiere un milagro. ¿Qué quiere decir esto? Que se fía de la fe orante del pueblo que cree en la intercesión y santidad de ese testigo de Dios. Y todo esto hace crecer y consolidar la fama de santidad del beato. Pero también os pido el favor de dar la noticia de lo recibido a la Postulación para que se sigan los caminos requeridos por las leyes de la Iglesia.

Profundizó luego en el concepto de santidad como modelo para los cristianos. Preguntándose el significado de la santidad como ejemplo, aseguró:

Quiere decir que nos enseñan el camino para ser santos, porque todos nosotros, bautizados, estamos llamados a la santidad.

El papa Francisco nos invita a reconocer y vivir la santidad en el día a día, la de la puerta de al lado, como subraya mucho en la Gaudete et exultate, exortación que os invito a leer y saborear para alimentar nuestra alegría de creer.

Victoria vivió esa santidad del día a día gastando su vida por amor, muriendo ella para que otros vivieran. No sólo en la noche del martirio.

Pidamos a Victoria que nos sostenga en esa aventura de la santidad, que no es otra cosa que vivir la plenitud del amor allí donde estamos.

Al final de la Eucaristía, el párroco dio las gracias a la postuladora, a la Institución Teresiana, a los asistentes y a Trini Moreno, que durante 20 años ha permanecido en Hornachuelos manteniendo viva la presencia de Victoria.

En este mismo acto, Trini se despedía del pueblo. Entre los asistentes al acto se encontraba un grupo de mujeres que, por muchos años, han participado en un taller de Mesas de Guadalora, dirigido ella. Expresaron su agradecimiento a Trini, reconociendo la huella imborrable que ha dejado con su trabajo por la mujer y la promoción de la figura de Victoria. Agradecieron también el que haya dado a conocer la Institución universal.

Por su parte, Inmaculada González Fernández, que hizo sustituciones en el Instituto de Hornachuelos, comentó:

Entrañables recuerdos y vivencias me unen a Hornachuelos. Aquí, durante breve tiempo, tuve la oportunidad de ejercer como docente. Y me atraía enormemente el testimonio de Víctoria. Me impactó su valentía al dar la vida por Cristo, su ofrenda permanente, su entrega a jóvenes y mayores, su capacidad por enseñar, su pedagogía. Hoy la Providencia me ha colocado en Hornachuelos en este día grande en que llega la reliquia a la parroquia. Agradezco al Señor tener a Victoria como faro y guía de la enseñanza.

Por Ana Córdoba