María Estrella Barceló Colomer, desde Barcelona, comparte su experiencia, en relación al libro de Josep M.ª Esquirol La escuela del alma. De la forma de educar a la manera de vivir (2024). El autor hace “una propuesta luminosa y esperanzada en tiempos de desorientación”.

¿Por qué recomendar este libro?

Porque es un libro luminoso, pues el autor reivindica en él el papel de la enseñanza, la educación y la formación, que empieza en la escuela. Dice Esquirol que “la escuela es una bendición, un antídoto contra la violencia y el sufrimiento, un lugar y un gesto para hacer el bien”. Y añade, “a nuestra casa se vuelve, a la escuela se va”, “la escuela es para toda la vida”.

Porque la escuela es un lugar al que proteger y donde las personas que cruzan el umbral se sientan protegidas; un lugar en el que se practique la fraternidad “tratando a los demás como nos gustaría ser tratados” o “amando a los otros como a uno mismo”, un espacio de libertad e igualdad.  Esquirol presenta la escuela como un lugar donde se educa con el corazón, donde se ayuda a las personas a construir su propia identidad y una manera de vivir; donde se enseña con las manos, donde se muestra el mundo para aprender luego a madurar, de modo que así el alumno pueda caminar solo.

Porque la escuela, para el autor, es el lugar donde se muestra el valor de prestar atención, mirar atentamente y centrarse, el valor de la lectura y el estudio; la necesidad de aprender a estudiar, a observar, a esforzarse, a tener paciencia y disciplina, reflexionar, respetar, acompañar.

Porque la escuela debe educar el cuerpo, el corazón y el alma; educar en el cuidado, en la proximidad, en no hacer el mal y hacer el bien; en ‘biendecir’, en hablar bien para aprender el arte de hacer el bien.

Y porque el ejemplo de las personas buenas y de los buenos maestros, quienes permiten que las almas se encuentren, da sentido a las cosas y nos da fuerza para resistir todo lo que la vida nos trae.

Por M.ª Estrella Barceló