El Proyecto Virgen del Remedio de Alicante (2007) es asumido por la Delegación de InteRed Comunidad Valenciana. Algunos voluntarios relatan su experiencia en el compromiso por la formación para una interculturalidad solidaria.
La Institución Teresiana en Alicante ha priorizado la opción por la educación desde la transformación social. En 2007 se inició en el barrio Virgen del Remedio de Alicante, en el que conviven personas de distintas procedencias, culturas y religiones, un proyecto de educación social organizado por la ONGD P. Cultura y Solidaridad.
Desde el 3 de noviembre de 2023 pasa a ser un proyecto de la Delegación de InteRed Comunidad Valenciana, con la aprobación del Patronato de la Fundación InteRed. Su sede está ubicada en el Centro Social Gastón Castelló del Ayuntamiento de Alicante donde también trabajan otras ONGs con las que colabora InteRed.
Durante el curso 2023-2024, un buen grupo de mujeres y hombres, la mayoría de procedencia magrebí, ha participado en las clases de Cultura y lengua castellana. El 19 de junio, como acto final de curso, se entregaron a las personas participantes los diplomas que les facilitará la integración social en el país.
A lo largo de estos años, distintas personas de la Institución Teresiana y colaboradoras han trabajado como voluntarias en sus distintas actividades: clases de Cultura y Lengua Castellana, de Apoyo para alumnado de Educación Primaria y ESO. Además, las visitas culturales y celebraciones festivas organizadas contribuyen a crear un ambiente cordial, facilitador del aprendizaje que todos agradecen y sirve de incentivo para continuar su formación en el próximo curso.
Siempre llegan contentas
Tina Gomis, voluntaria en el proyecto, cuenta así su experiencia:
Llevo tres años en el Proyecto Virgen del Remedio dando clase de Cultura y Lengua Castellana. Anteriormente estuve en la Parroquia Virgen del Carmen, en el Barrio de las Mil Viviendas, también con mujeres, la mayoría magrebíes, pero también africanas y de etnia gitana.
Para mí, ya jubilada, esta oportunidad de trabajar con personas emigrantes está siendo una experiencia muy gratificante. Me lleva a implicarme más en una educación inclusiva que ayuda y acepta la diversidad. Poco a poco nos abre, no solo el deseo de aprender, sino también de saber y preocuparnos por los demás, sea de la raza que sea. Aunque en mi aula este año solo he tenido mujeres, también hay hombres matriculados.
Mis alumnas son de diferentes edades. Dos vienen con sus bebés, porque aún no tienen edad para ir al colegio. Es muy bonito el ambiente de acogida y compañerismo que se ha creado en la clase.
Siempre llegan contentas y con ganas de retomar lo que se trabajó el día anterior. La mayoría no saben hablar castellano y, cuando aprenden algunas palabras o leemos e identifican lo que se ha leído, la clase se convierte en una fiesta… Aplaudimos de alegría porque para ellas es un gran reto adquirido.
Vivo con agradecimiento el poder participar en este voluntariado, ya que me ayuda a tener la oportunidad de transformar la sociedad, partiendo de lo poco que sé y lo mucho que aprendo. Me está ayudando a aceptar otros retos, otra forma de entender la vida, a ser más paciente y acoger a cada persona desde su realidad.
Doy gracias a InteRed, por acoger este Proyecto que tanto está ayudando al barrio y, por supuesto, a las personas que con tanto cariño, hace muchos años, lo pusieron en marcha.
Formación para una interculturalidad solidaria
Desde hace dieciséis años, Rosa Bestué ha trabajado en este proyecto socio-educativo Formación para una interculturalidad solidaria en los barrios de la zona norte de Alicante. A partir del taller de Apoyo Escolar, de las actividades artísticas (música) y lúdicas (como los juegos cooperativos, de mesa…) y las celebraciones, se procura apoyar a las familias con los siguientes objetivos:
- Propiciar ambiente con un clima favorable para la adquisición de hábitos de estudio.
- Inculcar valores de respeto, solidaridad, gratitud, tolerancia, paz, amistad, compañerismo, cooperación, amor… con el fin de mejorar la convivencia entre todos.
- Apreciar el cumplimiento de normas de convivencia para ser más felices, valorar la vida y el buen hacer con alegría.
Según dice Rosa, se trata de “hacerles partícipes y protagonistas de su propio proceso de formación” con responsabilidad. “Nuestra labor” -continúa- “consiste en animar, acompañarlos y, por supuesto, ayudarlos a resolver las dudas que se les planteen en la realización de sus tareas”. En general son muy constantes y llegan a recibir premios por su asistencia, su esfuerzo y trabajo bien hecho. “Contamos con un porcentaje de 98% de aprobados, lo cual constituye un impacto positivo en el barrio que nos da mucha satisfacción y refuerza nuestra tarea para seguir apostando por este bien común que es la educación”, comenta. Les gustaría ofrecer “un apoyo más individualizado pero nos topamos con la dificultad de falta de más voluntarios”.
Son niños y niñas muy cariñosos, amables y empáticos que te regalan el alma y las mamás que colaboran con la causa son de una generosidad y gratitud impresionantes, dignos de elogios. Y no menos los voluntarios con los que trabajamos. Son personas muy comprometidas, amén de su formación académica; responsables, constantes, perseverantes y todos con un mismo afán: buscar el bienestar y la promoción de los alumnos potenciando lo mejor de cada uno.
Rosa Bestué agradece a Fernando, Nacho y Rosa (salesianos cooperadores), Carmen y Clara (estudiantes de Bachillerato del colegio de la Institución) y a Nan Ruiz, “nuestra más fiel y antigua voluntaria”, de quien nos comenta:
Comenzó con nosotros cuando recién empezó la carrera de medicina, hoy finalizada. Nos alegramos de que esté trabajando como médica en el Centro Médico de Villajoyosa y aún continúa colaborando en el proyecto.
Quinto año como voluntario
Nacho Aracil cumple ya su quinto año como voluntario en el taller de Apoyo Escolar a alumnado de Educación Primaria y nos ofrece este testimonio:
Este ha sido mi quinto año como voluntario. La experiencia siempre me resulta muy enriquecedora por varios motivos: el cariño y alegría que transmiten los niños, la satisfacción de poder acompañarlos en sus progresos, la oportunidad de poder acercarme a una cultura distinta, y la suerte de compartir la actividad con los otros voluntarios, de quien tanto puedo aprender. Por otro lado, al ser pocos voluntarios, es complicado dedicar toda la atención que nos gustaría a todos los niños, pero aun así, estoy muy satisfecho de cómo se ha desarrollado todo.
Voluntariado: una decisión
Para Conchita Retenaga hacerse voluntaria fue una decisión:
El voluntariado fue una decisión que tomé ya hace varios años, cuando pude disponer de más tiempo y quería emplearlo en ayudar a otros. Se presentó la oportunidad de colaborar en un proyecto social en el barrio de Virgen del Remedio. Acogí está oportunidad y sigo colaborando allí cada vez más contenta y agradecida. Es una decisión que tomé y que sigue respondiendo a una necesidad concreta: ayudar a alumnos de los diferentes cursos de la ESO a mejorar su rendimiento escolar a través de clases de apoyo escolar.
Son varios los años que colaboro como voluntaria aquí y, a medida que pasa el tiempo, valoro más la oportunidad de trabajar con emigrantes, con personas de diferentes culturas, con personas que necesitan y buscan ayuda. Agradezco conocer algo más de la cultura de estas personas, en su mayoría de Argel y Marruecos. Con el paso de los años voy reconociendo el cambio que se va dando en mí gracias a esta experiencia. Me confirmo en que es mucho más lo que se recibe que lo que se da. Estoy agradecida. Me preocupa mucho el aislamiento en el que vive está población respecto a la ciudad de Alicante. No hay apenas integración.