¿Cómo ser y transmitir paz en momentos extremos de violencia? ¿Cómo vivió Josefa Segovia su compromiso con la paz? Ofrecemos un fragmento de Aránzazu Aguado en su intervención en la Cátedra Josefa Segovia de 2016: La profecía de la paz en la voz de Josefa Segovia.
La experiencia personal de Josefa Segovia puede ser nombrada como la vivencia de la paz en tiempos extremos. Sus dos citas más paradigmáticas, por así decir, están expresadas una en situación de conflicto y otra en el momento final de su vida; se trata en ambos casos de experiencias límite.
“Estoy hecha para la paz”. Esta expresión es un grito que quedó plasmado en su diario personal el 3 de agosto de 1943. En él deja ver la dureza de los acontecimientos que afectan a su sensibilidad, a sus preocupaciones, al cuidado por muchas personas afectadas por la situación. En tal coyuntura expresa su deseo de paz inalterable, “sin mudanza, ni nubes, ni alteraciones”. “Bien sé que esto es inevitable en el mundo, pero yo quiero paz, yo quiero paz, estoy hecha para la paz”. Unos meses antes había escrito: “La guerra, la falta de salud, las dificultades de dentro y de fuera, me tienen un poco preocupada… pero no caigo en el desaliento ni pierdo la paz” (19 noviembre 1942).
“Mi camino no es la violencia”. Dichas en la última hora, estas palabras adquieren una fuerza única, por lo que reflejan de actitud condescendiente hacia quienes estaban cerca de ella en las vísperas de su muerte y porque de alguna manera nos devuelven una historia de vida. Con ellas expresaba su deseo de que nada resultara rígido o menos atento hacia las personas que se interesaban por ella en el Sanatorio durante os días de su operación quirúrgica. “Mi camino no es la violencia”, son palabras que sin duda resumen toda una vida, por sí mismas y por la fuerza que les confiere el ser pronunciadas en el umbral de la muerte. Y revelan su talante personal, vivido y trabajado, en un proceso transformador experimentado también en ella misma.
Ciertamente esta conciencia de paz procedía de una experiencia larga en la que Josefa Segovia había interiorizado -no hay duda- palabras que el mismo Pedro Poveda, fundador de la Institución Teresiana, le había dirigido personalmente. “La paz te hace correr por los caminos de Dios… sin paz no llenarás tu misión”[1]. Podemos intuir el impacto de estas palabras en Josefa Segovia. Son expresiones de una carta escrita a ella en el año 1927, cuando tenía 36 años, en la que Pedro Poveda le hablaba de la paz, la ecuanimidad y la alegría, esas virtudes que podemos considerar compañeras de la paz. No es difícil advertir que la paz no va nunca sola, así en nuestro lenguaje afloran con frecuencia expresiones tales como paz y justicia, paz y reconciliación, paz y bien. En estos momentos extremos, de guerra, en 1936, Pedro Poveda había propuesto: “Ahora es tiempo de tener y dar paz”[2]. Sin duda también estas palabras resonaron en ella con fuerza.
En 1939 escribe Josefa Segovia: “…no hemos de encerrarnos en nuestra concha llenas de pesimismo y temor, sino que hemos de mirar la extensión de los males humanos, y aplicar nuestro ingenio para contribuir con nuestra pequeñez a conseguir la suspirada paz de los pueblos. Para ello oración y acción”.
[1] Pedro Poveda, Carta a Josefa Segovia en Creí por esto hablé, p.744.
[2] Pedro Poveda, Creí por esto hablé, p. 1321.