Aunque la esclavitud siempre ha sido un lastre y tragedia de la humanidad, la trata de personas en pleno siglo XXI se ha convertido en uno de los mayores dramas de nuestra sociedad. Con ocasión del Día Internacional de la Trata de Personas que se celebra el 8 de febrero, ofrecemos estos fragmentos de una reflexión del Consejo de Cultura de la Institución Teresiana.

La esclavitud ha acompañado siempre al ser humano dejando al descubierto lo más inhumano de su naturaleza. De Norte a Sur, de Oriente a Occidente, ya sea en sociedades primitivas o modernas… Denunciarla hoy, equivale a denunciar el ambiente que la genera: los esclavos del siglo XXI son hijos de la guerra, las migraciones humanas, la competitividad despiadada de los mercados, la exigencia de abaratar costos y de la angustia y el dolor de los empobrecidos de la tierra.

El debate de la trata será el debate del siglo XXI. Las redes de tráfico de seres humanos, ya sea para la explotación sexual, los trabajos forzados o el tráfico de órganos, se extienden por todo el planeta, siendo las mujeres y las niñas las más vulnerables quizá debido al bajo estatus social de las mujeres, a la pobreza, y a la falta de oportunidades educativas y profesionales.

En muchos países, los responsables de formular políticas reconocen la necesidad de atacar estos problemas promoviendo la igualdad y equidad de género. En los casos en que las mujeres tienen mejores oportunidades de educación, cobijo, alimentación, trabajo, acceso a sistemas legales y políticos, y protección contra la violencia, su vulnerabilidad al tráfico de personas se reduce. Todos y todas podemos poner nuestro grano de arena para que la explotación y la esclavitud de seres humanos pasen a formar parte del más oscuro pasado de la humanidad.

Manuela Aguilera, Trata de personas: víctimas invisibles del siglo XXI. En: Espacio de reflexión del Consejo de Cultura, Institución Teresiana, Signos de interrogación.

 

Por Carmen F. Aguinaco