Joaquín Vergés propone la lectura de El gran salto, la autobiografía de Gervasio Deferr, deportista de alto rendimiento, olímpico y reconocido con medallas y premios que, así como conquistó la gloria, también tuvo su descenso al abismo.

Gervasio Deferr, Gervi, expone esta retrospectiva biográfica y relata su trayectoria vital desde la infancia y el devenir como atleta que llega hasta la cumbre del olimpismo. Pero una persona, cualquier persona, no son sólo sus logros o fracasos, sino que somos nuestro entorno y, sobre todo, nuestra circunstancia.

Seguramente el ‘gran salto’ de Gervi es el reconocimiento de su propia plenitud existencial, hasta un punto dedicada a tratar de conseguir y obtener el récord y las medallas olímpicas. Pero el lector no puede ni debe quedarse con esa focalización parcial de la vida, tanto en el caso de Gervi como de cualquier deportista. El esfuerzo, dedicación y sacrificio conforman una parte esencial de este tipo de vidas, pero no son el aspecto más relevante. La parte humana, que queda muchas veces postpuesta o sacrificada, adquiere relevancia cuando llega el momento, por muy diversas circunstancias (¡siempre la circunstancia!) de poner punto final a la trayectoria deportiva.

Y es ese relevante aspecto lo que cabe ponderar del libro: el punto de maduración repentina que sobreviene cuando hay que poner un punto final y la quiebra de la estabilidad emocional que ello puede comportar. Gervi ha vivido ese proceso con consecuencias no sólo negativas, sino directamente autodestructivas, tal como reconoce, y de las que a veces no es tan sencillo reponerse. Sin embargo, en ese proceso de reconocimiento del yo más íntimo, siempre se abre una posibilidad que es esperanza.

Es de agradecer la contundente sinceridad de Gervi a la largo del libro y de la exposición de su vida, especialmente en los últimos capítulos, en donde ‘se’ expone en caída libre: el precipicio de la autodestrucción así como sus consecuencias; pero también la esperanza y voluntad de renacer en la vida adulta -no competitiva- y la socialización a partir de la entrega a los demás -compartir su conocimiento con los niños y niñas de La Mina, así como con sus familias. “Lo difícil fue adaptarme a la vida civil después de tantos años saltando de batalla en batalla”, argumenta el autor en la página 256.

Es necesaria esta lectura, biografía y testimonio a tener en cuenta cuando ponderamos sin más el cénit del mito, pero obviamos el esfuerzo y el posterior devenir cuando, simplemente, ya no es posible continuar traspasando el límite.

Por Joaquín Vergés Cabanzón

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