La película de Florian Zeller que invita a ver Carmen Fernández Aguinaco presenta la construcción de una nueva relación padre-hija, pone de relieve el tema de los cuidados y abre nuevos interrogantes sobre diferentes temas… Ganó, entre otros, el Premio del Público en la edición de 2020 del Festival de San Sebastián y el Goya a la mejor película europea en 2021.

Muchos hemos tenido la experiencia de contemplar impotentes el deterioro mental de algún ser querido. Por eso, la película El Padre, dirigida por Florian Zeller, puede resultar muy dolorosa. Es un argumento que, aparentemente es sencillísimo: una hija busca desesperadamente una solución para la situación de su padre que pierde vertiginosamente el sentido de la realidad.

Lo interesante es que la historia no la cuenta un tercero, sino que se desarrolla desde dentro de la mente del propio protagonista, el padre anciano. Por tanto, es a veces inquietante, desconcertante y hasta angustiante. El espectador no sabe si lo que está viendo es la realidad o la interpretación de ésta que hace el protagonista. Se produce una gran incertidumbre, también, sobre los personajes que entran y salen… ¿qué hay de realidad?, ¿qué de imaginación?, ¿qué de cuidado y amor genuino y qué de egoísmo que raya en la crueldad?

Quienes hayan tenido una experiencia cercana de demencia o Alzheimer entenderán un poco más, aunque dolorosamente, a la persona que sufre la enfermedad. Pero quizá la experiencia se haga demasiado dura.

Anthony Hopkins da, como siempre, prueba de su excelencia interpretativa, que le ganó de nuevo el Oscar a mejor actor por esta película. Los actores de apoyo, y particularmente Olivia Colman, que interpreta a la hija, son también extraordinarios y creíbles.

Por Carmen Fernández Aguinaco

Si quieres participar en Entre líneas, rellena este formulario. El equipo del Departamento se pondrá en comunicación contigo si es necesario. Gracias por participar.