Para muchas personas, un día de playa puede parecer algo casi rutinario. Para un grupo de participantes del Proyecto Rajab se convierte en una experiencia inolvidable.

Un grupo de unas 120 personas, originarias de lo que los organizadores llaman la ‘diversidad andante’ tuvieron un día de convivencia y expansión el pasado 7 de mayo. Proceden de África (Gambia, Camerún, Mali, Senegal, Marruecos, Sahara Occidental, Argelia, …), Asia (Irak, Palestina, …), América (Haití) y Europa (España: Jaén y provincia). Mujeres con sus niños, jóvenes tutelados y ex tutelados… disfrutaron de un día de luz y sol extraordinario. Son personas que llegan de contextos difíciles: violencia, guerra, pobreza y otras situaciones que impiden una vida digna y libre. Por eso, un momento de expansión, por breve que parezca, puede adquirir una importancia inconcebible.

Para muchos, disfrutar el mar y ver a sus hijos entrar en el agua fue algo inolvidable. De largo alcance también, fue la experiencia de sentirse iguales en esencia, aunque diferentes en historia, cultura y trayectoria de vida. Se viven en búsqueda de un futuro donde la palabra ‘hermano’ llegue a ser una realidad a todos los niveles, en este pequeño punto del universo que compartimos.

Hubo, y habrá, otros momentos en este proceso de crecer en ciudadanía, humanidad y solidaridad intercultural: se preparan las Jornadas de verano en Trasierra, para celebrar el fin de curso, y más momentos como este en los que se puede compartir en familia.

Los participantes regresaron entusiasmados, reanimados para seguir sus estudios y sus trabajos, y agradecidos por la luz, el agua, el sol.

Por Información IT España