Ante las crisis que sufre hoy la humanidad, postpandemia, de conflictos bélicos y políticos, el equipo Humanizando la Salud de la Institución Teresiana propone un cuarto diálogo en el ciclo de Cuidados y Salud Integral, con propuestas de llamadas a la acción para crear sociedades más justas y fraternas.

La crisis global y la incertidumbre en la que está sumida la humanidad ponen de relieve la vulnerabilidad del ser humano. Recientemente hemos sufrido la pandemia y la guerra de Ucrania. Estamos contemplando una progresiva destrucción de estructuras sociales, económicas y políticas sin precedentes.

Pero podemos hacer algo

De estudios de la OMS, la OCDE y la Unión Europea, se desprende que la salud espiritual es una parte importante de la salud general. Las personas espiritualmente saludables son capaces de hacer frente a los desafíos de la vida, pueden mantener los problemas en perspectiva y recuperarse de los contratiempos. La vida espiritual mejora el sistema inmunológico, disminuye el estrés, ayuda a tener una actitud positiva en momentos de crisis. Las creencias positivas, la meditación y la oración pueden contribuir al bienestar, incluso pueden promover la sanación.

Tenemos, pues, ahora la oportunidad ejercitar el pensamiento crítico. Se nos abre, además, el desafío de crear un paradigma de cuidado que valora cada vida humana, las relaciones interpersonales, la interdependencia y de la casa común. Y podemos traducir esta reflexión en acciones concretas.

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Una visión holística

Este ciclo sobre Cuidados y Salud Integral pretende colaborar con la visión holística de la persona y su salud abordando las diversas dimensiones del ser humano. Este cuarto diálogo profundizará en la salud espiritual y sus manifestaciones en la vida cotidiana.

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Por el Equipo Humanizando la Salud