Desde su experiencia como médico oncólogo infantil y pediatra, Juan Cózar nos muestra en su artículo cómo ha afectado a los más pequeños la pandemia en el tema de la salud y nos invita a recorrer caminos de esperanza: cuidados y participación infantil.

Estos años tan difíciles a nivel mundial donde se han puesto a prueba sistemas de salud, recomendaciones de expertos e investigación a niveles de excelencia. También ha sido un replantearnos para muchas personas vinculadas con el ámbito de infancia y salud, cómo se ha vivido algo tan inusual por parte de los niños, niñas y adolescentes (NNA) pero, sobre todo, qué consecuencias se han derivado de todo ello y por dónde poner los acentos en este presente continuo en el que estamos inmersos y que día a día nos sorprende con nuevos datos.

Desde mi óptica de pediatra de a pie, me he fijado en algunos aspectos que me han llamado la atención en estos tiempos pandémicos y que, a la vez, me han hecho preguntas. Vaya por delante que mi visión está basada en los datos de que disponemos hasta el momento, por supuesto variables, y todo ello con una mirada personal.

¿Niños maltratados en Pandemia?

Como resultado del caos y la incertidumbre provocados por la pandemia, se tomaron a nivel mundial un cúmulo de medidas preventivas en un intento por mitigar los efectos de una enfermedad desconocida y mortal. Esto, sin lugar a duda, constituyó una estrategia paliativa para frenar la tasa de contagio, pero supuso una situación inesperada de NNA confinados, conviviendo durante meses con escasas relaciones con resto de amigos y profesores, en ámbitos a veces muy hostiles dentro de sus propias familias.

Imaginemos a una niña de 10 años, en confinamiento, encerrada con un familiar del que sufre abuso, las 24 horas del día, sin que ningún profesor o pediatra pueda darse cuenta y dar la voz de alarma. Cuando las puertas cierran, el maltrato y la desprotección se hacen más fuertes. Según distintas asociaciones como UNICEF o Save the Children, las situaciones de maltrato infantil pasaron durante los años de pandemia de un 20% a cifras en torno a un 32%, que se traducen en que cerca de unos 85 millones de niños a nivel mundial son expuestos a abusos emocionales, físicos, morales, psicológicos y sexuales. Pandemias en vulnerabilidad.

Los niños con cáncer… ¿Vulnerables en pandemia?

La pandemia de Covid-19 ha supuesto el freno de la atención de diferentes enfermedades. En muchos casos, el encierro ha llevado a la atención telemática de aquellos pacientes que no precisaban ingreso hospitalario. El apoyo psicológico y las consultas médicas se han hecho por videollamada en muchas partes del mundo… Difícil bregar en ese barco pandémico por ordenadores, niños muy enfermos y familias.

Un estudio publicado por Wiley en la revista Cancer, concluye que el 51% de los encuestados apuntaron una disminución de la disponibilidad del personal clínico que bien estaba atendiendo a la pandemia o se había contagiado.

Pero también tenemos alguna noticia en positivo… Enfermedades como las leucemias, en la infancia tienen una base genética, pero el factor infección por virus desencadena el proceso de proliferación tumoral. La distancia social y mascarillas han provocado que nuestros niños hayan tenido menos contactos con virus estos dos años y ha hecho que descienda el número de niños con leucemia. Habrá que contrastar con más datos en un futuro, pero de entrada es plausible la situación. Pandemias e incertidumbres

¿Y las vacunas para la COVID en la Infancia?

Si los países del Norte han alcanzado tasas de vacunación para población general en torno al 70-78%, la cifra en países africanos es tan solo de un 18% con una sola dosis vacunal.

Los niños se han beneficiado de esta vacunación desde los 5 años de edad y ha sido un logro muy importante. No obstante, sabemos que ellos se defienden bien de enfermedades infecciosas, incluida la COVID, y que la protección de anticuerpos a los 1-2 meses de la vacunación desciende de forma importante en niños de 5 a 12 años.

¿Es importante vacunar a los niños? Por supuesto, muy aconsejable. ¿Es en justicia y solidaridad mundial lo prioritario? Entro en mi interior con dificultades para interpretar cual es la población realmente vulnerable, hacia dónde deben ir los esfuerzos y hacia dónde van realmente… Pandemia sin respuestas.

¿Madurez psicológica en pandemia?

Parece ser que la salud mental de nuestros niños, en especial de los adolescentes, se ha visto seriamente afectada por la pandemia COVID. Prueba de ello es el aumento de ingresos psiquiátricos de adolescentes que ha llegado a colapsar la red asistencial. Se han disparado las visitas a las urgencias hospitalarias y también las derivaciones de los pediatras a los Centros de Salud Mental con patologías cada vez más graves

La pandemia ha traído cambios  en sus circunstancias de vida y ello ha acarreado miedo, incertidumbre, vulnerabilidad sentida y por ello son los trastornos de ansiedad los que más han aumentado. También ha subido la prevalencia de depresiones y trastorno por estrés postraumático.

La infancia y adolescencia han padecido duelos difíciles, muertes prematuras, imprevistas, cierre de escuelas, mayor violencia familiar, el uso excesivo de Internet y redes sociales, un aumento del consumo de alcohol y tóxicos, y es más, la pérdida de patrones de vida habituales… Además, en la adolescencia se producen interacciones recíprocas entre la maduración cerebral y el entorno social. El aislamiento puede hacer debutar un trastorno psiquiátrico y aparecer depresiones, ideas suicidas, alteraciones de conducta alimentaria… Pandemias  en la mente.

Cuidados y participación infantil

Y si hay algo que aprendemos es que sólo desde una práctica de los cuidados, podemos afrontar situaciones tan al límite. Desde las diversas asociaciones de especialidades pediátricas han surgido informes con medidas de prevención y protección ante estos efectos colaterales de la COVID. Todos están enmarcados en una sociedad del cuidado y la prevención ante los más vulnerables. Los cuidados, desde ámbitos pediátricos, escolares, familiares, servicios sociales… todos trabajando en red y con la inclusión de la perspectiva de nuestros niños y niñas en las decisiones y propuestas, nos abren a un horizonte de interrelación mutua.

Porque un tema fundamental y con importancia creciente es el de la participación infantil como algo normalizado. En la visión de las situaciones que afectan a nuestra infancia, hemos de incluir su propia óptica, lo cual hará que los esfuerzos se encaminen a que los niños, niñas y adolescentes tengan una información privilegiada sobre los temas que les atañen y, en foros adecuados, tener participación, de forma que puedan tomar sus propias decisiones en temas tan importantes como la salud y cómo afrontar sus diversas problemáticas

En el informe Infancia Confinada, las niñas y niños aportan una visión diferenciada en temas de salud que no debería ser olvidada por un mundo organizado en base a tomas de posición de los adultos. Si queremos seguir avanzando, hemos de apostar por su plena incorporación en nuestras decisiones y posibles avances.

Desde una sociedad donde los cuidados y la plena participación de niñas y niños sea una realidad en la toma de decisiones, podremos tener esperanza… también en tiempos de post pandemia.

Por, Juan Cózar

Foto del Instituto Nacional del Cáncer en Unsplash.