¿Buscas sentido en tu vida? ¿Tienes sed de felicidad? ¿Dónde la buscas? Como todos, tendrás también deseo de paz para el mundo. Ahora es buen momento; es un tiempo propicio.

El 2 de marzo comienza la Cuaresma. Los cristianos comienzan una andadura de 40 días de conversión y de encuentro con el Cristo vivo. Siguiendo a Jesús, se puede decir que la Cuaresma es una experiencia de desierto. No es un viaje en la geografía, sino un tiempo de hacer silencio, de gracia. Es un tiempo de desierto, de sed, de encuentro y de profundidad de fe. En la Carta del Año, en la reflexión sobre el pasaje de la samaritana, Maite Uribe invita a entrar en ese camino de conversión y de encuentro.

“Adorar en Espíritu y en verdad es caminar en medio de la incertidumbre y la fragilidad de nuestras vidas.  Y que las personas con las que nos cruzamos cada día, sus rostros, sus historias, sus sufrimientos y sus esperanzas, nos interpelen y nos inviten a vivir concretamente el Evangelio.  La vida cotidiana es el auténtico lugar de encuentro con Dios, porque nuestra historia es tierra de Dios, es decir, sagrada. “Descálzate”, le dijo Dios a Moisés, “la tierra que pisas es tierra sagrada” (Ex 3,5). El encuentro de Jesús con la samaritana, en un lugar tan común como un pozo, le abre a una nueva mirada hacia ella misma, a una nueva comprensión de Dios y de su sueño sobre la humanidad, le hace entender lo que significa creer, confiar, entrar en amistad con un Dios encarnado, que se manifiesta en nuestro vivir de cada día.”  

Maite Uribe, Si conocieras el don de Dios, p. 12.

En nuestro vivir de cada día, en este mundo nuestro, irrumpe también hoy algo fuera de lo ordinario: la situación dramática del conflicto en Ucrania. Que en nuestro camino entre también la ardiente oración por la paz a la que nos invitaba el papa Francisco para el Miércoles de Ceniza.

Llamamiento del papa Francisco

Por Carmen Fernández Aguinaco