La Institución Teresiana de Valencia participó y colaboró en el Congreso Diocesano de Laicos de formas diversas e impartió el taller: Identidad cristiana del educador. Antiguos alumnos también formaron parte del equipo de voluntariado en la preparación y desarrollo del Congreso.
Revolucionar el laicado en la Iglesia y en la sociedad
El fin de semana 27 y 28 de noviembre de 2021 se celebró en Valencia El Congreso Diocesano de Laicos bajo el lema: Caminando juntos, hacia un renovado Pentecostés. Ha sido fruto del realizado en Madrid en febrero de 2020 que impulsó la reflexión a nivel de las Diócesis.
Más de mil personas llenaron el Palacio de Congresos de Valencia, dispuestas a formar una comunidad unida “por un gran espíritu y con una sola alma y un solo corazón”. Los coordinadores del Congreso recordaban al inicio que el objetivo “es escuchar la voz del laico, que exprese sus sentimientos y se comprometa”.
El arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, recordó en sus palabras de bienvenida la tarea de la Iglesia: “Evangelizar y llevar la buena noticia”. Asimismo, añadió que “se trata de cambiar los juicios, la manera de sentir y pensar, con un mundo nuevo donde verdaderamente se reconozca al Dios que une”.
Educación, acción social, familia y catequesis
Cuatro fueron las Áreas de trabajo, preparadas con anterioridad por todas las parroquias, movimientos y asociaciones de laicos de la archidiócesis: Educación, Caridad (Social), Familia y Catequesis. A lo largo de las horas de este fin de semana y gracias a una cuidada organización, apoyada por un excelente voluntariado, los asistentes pudieron participar en dos talleres de cada una de las dos Áreas elegidas. En cada una de las áreas se presentó una ponencia:
Educación: presentó los principales retos del momento educativo actual, partiendo de una situación de emergencia educativa y señalando la necesidad de revisar el modelo antropológico que se da en la tarea educativa, así como reivindicar la presencia del educador cristiano en el espacio público recuperando el humanismo integral.
Caridad (Acción Social): señaló la necesidad de conocer la realidad para plantear soluciones reales, así como una visión integral para denunciar y atacar las causas de la pobreza, sin miedo a proponer el encuentro con Jesucristo.
Familia: partió del fundamento: la familia es un sacramento y hoy el reto es construir la familia cristiana, poniendo en acción tres verbos: amar, esperar y creer, con una actitud abierta para acoger la realidad de las familias hoy.
Catequesis: constató que se necesitan procesos formativos integrales, vivenciales y testimoniales. El catequista ha de ser acompañante, en clave misionera y evangelizadora. Es preciso actuar desde una comunidad que le acompañe. Acabó con las cinco “C” para renovar la catequesis: cercanía, creatividad, corazón, carcajada y Cristo.
Caminar sin miedo con las bienaventuranzas delante
El Congreso concluyó el domingo con una Eucaristía presidida por D. Antonio Cañizares, quien alentó a los presentes: “No seáis pusilánimes, estad despiertos, hay que estar vigilantes, que se note que somos cristianos por la gracia de Dios, a buena honra, nada de complejos”. Igualmente animó a “seguir el camino de caminar juntos con las bienaventuranzas delante, como el verdadero escudo y sentido de nuestra vida que es la plena confianza a Dios y sin ningún miedo, con la cabeza bien alta”.
En el acto de clausura del Congreso la Delegada Diocesana de Laicos destacó que “estamos convencidos que Dios tiene un plan para nosotros los laicos y que el Espíritu Santo ilumina el deseo de llevar a cabo nuestro plan”. Finalmente, los coordinadores afirmaron que el Congreso “ha llegado a su fin, pero esto no quiere decir que aquí se acabe todo, más bien todo lo contrario”.
El trabajo del Congreso continuará con la publicación de las ponencias y síntesis de los Talleres, para seguir por este camino sinodal que la archidiócesis se ha propuesto caminando juntos hacia un nuevo Pentecostés.
La Institución Teresiana en el Congreso: una oportunidad para promover el laicado
La Institución Teresiana en Valencia ha respondido a este Congreso con la conciencia de que su ser de asociación laical conlleva el encargo de apoyar y desarrollar esta vocación y misión.
Lo ha hecho implicándose algunos miembros de la IT, inscritos como tales, y otros integrados en distintas organizaciones o servicios de la Iglesia, de los que se participa habitualmente: Foro de Laicos, Cáritas Diocesana e Interparroquial y Consejos Pastorales parroquiales, invitando también a antiguos alumnos y alumnas para el voluntariado en la preparación y desarrollo del Congreso. La convivencia con laicos de estas organizaciones o servicios ha generado una ‘atmósfera de familia teresiana’ que se plasma en las fotografías.
En muchos ambientes de nuestra sociedad se valora la capacidad formadora de la Institución y con referencia explícita a ella Loreto Ballester recibió la propuesta de impartir el taller: Identidad cristiana del educador. Perspectiva social de la educación, uno de los cuatro que ofrecía el área de Educación.
Este taller, impartido en equipo con Begoña Fernández-Cañada, profesora del Colegio El Armelar, y Nicolás Caramagna, vinculado al movimiento de Scholas Occurrentes, arrancaba con un video del Papa Francisco. En su desarrollo invitaba a compartir la experiencia de educar, ofrecía una profundización en el ‘Dios educador’ydestacaba la capacidad transformadora de acciones de compromiso que el educador es capaz de proponer con creatividad. Concluía con propuestas para la iglesia diocesana.
Los educadores, en este taller que ha sido calificado en las informaciones del Congreso de “muy dinámico”, reconocían cómo el ánimo y la esperanza se fortalecían en el intercambio, en el ver juntos. No resulta sorprendente porque las palabras de Poveda “Si os uniérais…” se reconocen muy actuales.
Para quienes participaron en este Congreso ha sido un momento de renovación eclesial y de nuevo impulso hacia una Iglesia más sinodal y revolucionaria, como expresaba el sublema del mismo: “Revolucionar el laicado en la Iglesia y en la sociedad”
Por Amparo Alcalá