La Asociación Intersectorial de Empresarios de la Comarca de Guadix otorgó el reconocimiento social 2021 a la Institución Teresiana por “su magnífica labor social y educativa hacia los más necesitados”. Presentamos algunos momentos significativos de la Gala y el testimonio del párroco del Santuario de la Virgen de Gracia y San Pedro Poveda.

La obra de Pedro Poveda sigue presente hoy aquí

La gala de los XIV Premios Empresariales se celebró en el Teatro Mira de Amezcua de Guadix el viernes 26 de noviembre.

Ana Caba, miembro de la IT y directora titular del Centro Infantil Santa Dorotea, Antonio Jabalera, director del Colegio Padre Poveda, y Trinidad Martín, miembro de la IT, voluntaria y en el Centro Sociocultural Pedro Poveda, presentaron en un vídeo el trabajo actual de la IT en Guadix.

Maika Fornieles justificó el reconocimiento trayendo a la memoria la presencia de Poveda en Guadix, alguien que se atrevió a soñar grandes proyectos, pero que sabía que “es costoso llevar a buen término cualquier proyecto por pequeño e insignificante que sea”.

Ana Caba agradeció en nombre de la Institución a la Asociación de Empresarios. La obra de Poveda “sigue presente hoy aquí”, afirmó, “en su compromiso con la fe, con la educación y con la cultura”.

Un reconocimiento que honra a quien lo otorga[1]

La Asociación Intersectorial de Empresarios Comarca de Guadix celebra hoy una gala en el Teatro Mira de Amezcua, en la que reconoce, entre otras empresas meritorias, a la Institución Teresiana. No sólo me sumo al reconocimiento, sino, además, os cuento por qué.

De entre los muchos privilegios con que la Divina Providencia ha enriquecido mi vida, que no son escuálidos ni raquíticos, desde hace doce años se suma preeminente prerrogativa de asistir, día a día, al desfile de personas que en las cuevas de Guadix participan en el quehacer de la Institución Teresiana. Veo niños, algunos de familias con soberanas carencias, cuya experiencia vital más armónica en toda su infancia será la participación en el Colegio Padre Poveda, da igual su múltiple carácter étnico, su religión -musulmana, evangélica o propia de los Testigos de Jehová-, como también es indiferente el hecho de sus minusvalías, sobre todo referidas a las carencias auditivas, a veces muy severas. Los colegios de las Teresianas en las cuevas, últimamente enriquecidos por una bellísima guardería, constituyen un cúmulo de milagros, personales y colectivos, cuya fecundidad está muy lejos de ser comprendida por el común de los mortales: la comunidad educativa de las cuevas es tan eficaz que resulta ser fecunda. Por si fuera poco, cada día cien niños en dos turnos se alimentan, equilibrada y sosteniblemente, en un comedor ejemplar.

Veo cruzar la plaza de nuestro santuario, cada mañana desde hace muchos años, a mujeres inequívocamente musulmanas o a grupos de personas de color y de procedencias tan diversas como el planeta: vienen a aprender castellano, siquiera sea en sus rudimentos más elementales, para poder comunicarse en este país que les es de acogida, en alguno de los locales de la parroquia o de la Institución, mediante la paciencia de las teresianas y sus voluntarios.

Contemplo, cada tarde, entrar y salir a niños, jóvenes y mujeres, para la participación en los numerosos talleres del Centro Sociocultural Pedro Poveda y se me confirma la cotidiana certeza de que el santo estaría haciendo, un siglo después de vivir en nuestro barrio, lo mismo que hace la institución por él creada… o por mejor decir, la Institución continúa la labor de San Pedro.

Además, en la cercanía de la Placeta del Conde Luque, esquina Cuesta de las Angustias, es fácilmente reconocible el grupo de jóvenes que participan en los proyectos de las Teresianas, acogidos en una suerte de promoción humana que va más allá de lo que las administraciones públicas o asociativas vienen ofreciendo.

Como es natural, soy testigo privilegiadamente directo de la labor de estas mujeres en la parroquia: catequesis infantil y juvenil, acompañamiento espiritual de las personas mayores, a veces extraordinariamente solas, y participación en la Divina Liturgia de alabanza al Señor, a la Virgen de Gracia y a la intercesión de San Pedro Poveda… todo ello, tanto para los propios, principalmente, como para los foráneos en múltiples peregrinaciones y en constantes visitas a la Cueva Santa y a la Cueva de San Pedro Poveda, organizadas por numerosísimas entidades nacionales e internacionales, vinculadas al mundo teresiano.

No hablo, porque ni debo, ni quiero, ni puedo, de la ingente categoría humana y cristiana de las relaciones interpersonales, a través del conocimiento profundo de los moradores de nuestras cuevas. Este es un capítulo de intimidad, que me reservo en gracia a la soberana discreción con que las Teresianas actúan en su manera, sutil y siempre elegante, de dejar huellas de primavera en tantos otoños vitales, o calor estival en el invierno de muchas situaciones personales.

Por todo ello, con una gratitud divina y humana difícil de expresar, proclamo: todo aquel que, como la Asociación Intersectorial de Empresarios, honre a la Institución Teresiana, consigue tanto hacer justicia cuanto honrarse a sí mismo, porque las Teresianas en las cuevas de Guadix son una de nuestras mejores honras.


[1] Texto de Manuel Amezcua Morillas, párroco del Santuario de la Virgen de Gracia y San Pedro Poveda.

Por Institución Teresiana en Guadix