Un paso más en el reconocimiento de la vida de Elisa Giaumbelluca como luz para vivir en la cotidianidad una ‘santidad sin ruido’. El papa Francisco autorizó la promulgación del Decreto de la Congregación para las Causas de los Santos el 20 de febrero.  Así nos lo transmite Encarnación González.

Postulación General de la Institución Teresiana

Estamos viviendo una gran alegría: el papa Francisco acaba de autorizar la publicación del Decreto que reconoce que Elisa Giambelluca ha practicado de modo heroico la virtud, por lo que desde ahora la podemos llamar ‘Venerable’. Tiene gran importancia este paso porque significa que la Iglesia la considera santa, aunque para la beatificación y la canonización hace falta que el Señor lo ‘verifique’ concediendo un milagro a través de su intercesión. Vamos a pedirlo, porque seguro que tenemos muchas necesidades y, ¿quién mejor que ella, de nuestra familia, para echarnos una mano? Y, por supuesto, no dejamos de encomendarle la situación de pandemia que estamos viviendo y que tanto, y de tantos modos, nos está haciendo sufrir.

Después del Voto del Congreso Ordinario de los nueve Consultores Teólogos, unánimemente favorable a la Causa de Elisa, del que informamos en su momento, ha tenido lugar, el pasado día 9 la Congregación Ordinaria de Cardenales y Obispos que, en base a este Voto, estudia el caso y, si el resultado es favorable, el Cardenal Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos lo lleva al Papa para que autorice la publicación del Decreto, que es lo que acaba de suceder.

La información que me dieron al terminar la sesión fue: “¡¡¡Stupendo!!! ¡¡¡Tutti ammirati dalla Giambelluca!!!”. Me emocioné mucho, porque lo frecuente es que se instruya la Causa de mártires, fundadores, personas relevantes…, pero Elisa fue una sencilla profesora que vivió a tope el carisma de la Institución Teresiana de modo auténtico y profundo, al estilo povedano, absolutamente convencida de que era un camino de santidad y de que esta vocación la llevaría a ser santa. Una santidad sin ruido, pero verdadera, de servicio a la Iglesia. Es lo que ella quiso y procuró de todo corazón. Así ha sido y la Iglesia lo acaba de reconocer. Todavía no tenemos el Decreto, que tardará unas semanas.

Su familia y en su pueblo, Isnello, no pueden estar más contentos. Han hecho repicar a la vez todas las campanas de todas las iglesias, han puesto flores en su sepulcro y lo han incensado…

Sepulcro en la Parroquia de Isnello

Giuseppe Marciante, obispo de la Diócesis de Cafalù (Palermo, Sicilia, Italia) en la comunicación de la noticia manifestó: “Expreso mi gratitud al Señor por haber levantado este signo de santidad entre el Pueblo Santo de Dios de la Diócesis de Cefalù.”

 Por Encarnación González

En la promulgación del decreto de las virtudes heroicas de la Sierva de Dios Elisa Giambelluca, fiel laica, después de una breve presentación biográfica podemos leer:

“La fe fue vivida intensamente por la Sierva de Dios desde muy joven, a través de la oración y la asistencia asidua a los sacramentos, tanto como para despertar la atención de los compañeros y sacerdotes que la conocieron. Por la formación recibida y bien cultivada en la meditación personal, la Sierva de Dios vivió la virtud de la esperanza con fuertes connotaciones y se comprometió a testificarla incluso en los momentos dolorosos de la enfermedad. La Sierva de Dios siempre se sintió atraída por el amor a Dios, su amor por los miembros de la familia fue siempre tierno y constante, incluso desde la distancia no dejó de cuidarlos y orar por ellos. Se gastaba con gran delicadeza hacia todos sus vecinos, ya fueran vecinos, compañeros de colegio o hermanas teresianas, sus alumnos o compañeros. Como mujer de cultura y maestra, ejerció todo tipo de caridad, en fidelidad al carisma de San Pedro Poveda.”