A finales de octubre 2020, esta vez vía on-line, tuvo lugar el tercero de los seis encuentros previstos del Seminario-Taller Hasta que Cristo sea formado en vosotros. Claves de acompañamiento en Poveda. Esta sesión estaba planificada para el mes de mayo, pero fue trasladada ante la llegada de la pandemia que sufrimos. En este largo intermedio se ha tenido un encuentro vía online el sábado 6 de junio con el fin de compartir Cómo afrontar la ‘nueva normalidad’. ¿Qué camino se ha realizado hasta el momento?

En cada fin de semana programado se recoge lo trabajado, profundizado y vivido por los participantes sobre la temática central del tema anterior, algunas cartas de Pedro Poveda acompañante, un icono bíblico y una película. Los grupos de contraste ofrecen un espacio para compartir y confrontar la vida. Además, se introduce la temática central que será trabajada para el siguiente encuentro.

Temática central

En el primer encuentro se definía el acompañamiento como un modo de ser en relación que suma a favor de la vida y la inclusión, como encuentro de mediación entre compañeros para acoger la Vida acompañando la vida y para evangelizar. El texto de Poveda que dio título al tema fue “Henchir de Dios a las que han de vivir esa verdadera vida humana”[1]. En el segundo, se profundizó en la dinámica de proceso como clave esencial en la relación de acompañamiento.

Centró este tercer encuentro la pregunta a Poveda: ¿cuáles son los medios que hacen posible la finalidad del acompañamiento? La clave para él está en “la mirada al crucifijo… relevante medio pedagógico… para formar un carácter”[2] Pedro Poveda descubre en Jesús crucificado la bondad suma, la verdad (sabiduría infinita) y la belleza (hermosura de Dios). Contemplando al crucificado es posible llegar a ‘habitar la propia casa’, apropiarse del propio ser, ser dueños de nosotros mismos. Por eso invita a mirar y dejarse mirar por Cristo en la cruz; a contemplar en nuestras sociedades de sufrimiento a los crucificados de nuestra historia desde la luz que emana del crucificado: la bondad, la verdad, la belleza del Dios que nos abraza.

Cartas de Pedro Poveda

En la correspondencia de Poveda a Carmen Escario en el año 1898 encontramos al joven sacerdote de Guadix de 24 años, en su labor de acompañamiento. Carmen, casada en aquel momento y madre de cuatro hijos, contaba con 34 años. Ya asoman rasgos de su manera peculiar de acompañar: acoge a toda su persona desde el contexto sociocultural y religioso en la que se mueve, le invita a vivir su propio camino de crecimiento espiritual y a discernir la voluntad de Dios, consuela y sana abordando el tema del sufrimiento, exhorta y motiva.

En dos cartas[3] a Mariana Ruiz Vallecillo, descubrimos a Poveda fundador con 39 años, acompañándola en el momento en que la Institución está cobrando forma y busca para sus miembros una determinada fisonomía espiritual. Mariana, desde 1914, con 22 años recién cumplidos, había asumido la fundación de la Academia de Santa Teresa en Madrid. Cercano y acogiendo con ternura sus propios límites, Poveda, con exigencia, le invita a tomar en peso su propia vida, la contrasta y le ayuda a ir más allá de sí misma, la hace partícipe y responsable del desarrollo de la Institución: “entiendo que compartimos la responsabilidad, el trabajo y la dirección”.

Iconos y películas

La narración de ‘vida acompañada’ formulada por testigos o recreada en el cine abre todos nuestros sentidos para acercarnos de una forma diferente y captar matices donde aprendemos también a acompañar.

Tres iconos del NT, durante estos tres primeros encuentros, ayudaron a profundizar en el estilo de Jesús acompañante: en el camino de Emaús, el itinerario de Pedro y María Magdalena.

Dos fueron las películas trabajadas hasta el momento: La vida secreta de las palabras y Aprendiendo a conducir.

Por Aurora Salamanca

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[1] Creí por esto hablé, [74]

[2] CpH, [73]

[3] Epistolario, cartas n. [198] y [203] de 1916 y 1917 respectivamente.

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