#DíaDelLibro en Casa 2020. Mª de Fátima Ramos Brieva insiste en que en tiempos de incertidumbre podemos aprender consciencia y libertad.

1 webLa incertidumbre no es otra cosa que la convicción de que la realidad no es previsible

Vivimos en una sociedad de la incertidumbre desde los inicios de la humanidad. En este momento, cada vez más libres de peligros gracia al progreso, crece el temor a sufrir algún tipo de desgracia y la sensación de que te puede pasar a ti. Por mucho que avancemos, no podemos tenerlo todo bajo control, pero el miedo tampoco ayuda. Muchas veces lo que hace tener miedo es paralizarnos.

Inseguridad, miedo, incertidumbre justo en un momento en que, con datos objetivos en la mano, hay menos motivos que nunca para preocuparse.

La esperanza de vida aumenta, la tecnología nos facilita la vida, la sanidad… No obstante, la ansiedad parece que se ha instalado en nuestras vidas. Si algo surge en cualquier parte del mundo, enseguida nos enteramos, y siempre con la noticia de que se podría haber evitado con los medios que existen hoy. La desconfianza en las instituciones: Iglesia, Estado, Medios de comunicación, Política, Social, Ciencia… (al servicio de las empresas) Noticia opuestas. Los individuos estamos totalmente confundidos. En medio de todo esto surge la gran corriente por todo lo natural.

Tal vez no exista la fórmula contra la incertidumbre y la inseguridad imperantes en nuestras vidas y sociedades. Pero una salida puede ser tomar consciencia; sí, siempre puede suceder algo, pero es bueno no sobredimensionar esa posibilidad. ¿Cómo? Creemos que con un mayor conocimiento sobre los hechos. Mirar la realidad, como una posibilidad de creación.

En la física cuántica el “observador” es partícipe activo. Un instante, desde la física cuántica, es producto de los factores de ese instante que constituyen la realidad. Y ese instante es un impulso de vida no fragmentable, pero instrumento que actúa sobre las posibilidades.

El cuerpo social actual está sembrado de un creciente individualismo-consumismo. Hay que desarrollar una identidad social perdida y cultural resiliente.

El principio de la incertidumbre se basa en el desapego

Es la sabiduría de la incertidumbre la que permite liberarnos del pasado, de lo conocido, de la prisión de todos los viejos condicionamientos.

Y en nuestro deseo de ir hacia lo desconocido, al campo de todas las posibilidades, podemos entregarnos con confianza a la mente creativa, a nuestro ser esencial, que desde siempre ejecuta la danza del universo.

¿Qué significa el desapego? Significa que, para adquirir cualquier cosa en el universo físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. Esto no implica renunciar a la intención de cumplir nuestro deseo. No hace falta renunciar ni a la intención ni al deseo; renunciamos al interés por el resultado.

La energía que se desprende de este acto es enorme. Podemos seguir concentrados en nuestra intención, pero libres del resultado, es la mejor forma de conseguir lo que deseamos.

Y la base de esto es la confianza incuestionable en el poder del verdadero yo.

El apego, en cambio, refleja temor e inseguridad; y la necesidad de sentir seguridad surge del desconocimiento del verdadero yo, de la verdadera esencia del ser.

Y en realidad no existe nada fuera de este yo.

La fuente de la abundancia o de cualquier cosa en el mundo físico es el auténtico yo; es la conciencia que sabe cómo satisfacer cada necesidad. Todo lo demás es un símbolo o fenómenos surgidos de esta conciencia: los objetos, el auto, mi casa, el dinero, la tarjeta de crédito, ropa, viajes…