Hoy es la fiesta de San José, fiesta que la sociedad de consumo ha ocultado con el nombre del Día del padre y nos ha hecho apartar la mirada del pozo de vida que puede ser para nosotros el carpintero de Nazaret.

La luz de este hombre sencillo, José de Nazaret, puede llegar a creyentes y no creyentes. Es la figura callada del Evangelio. Se habla solo de él en los Evangelios de Mateo y Lucas en torno al nacimiento de Jesús. Hay que recordar que el género literario de estos escritos de la infancia de Jesús no es histórico, sino que en ellos se utiliza un género o procedimiento denominado ‘midras’ muy utilizado por los judíos en tiempos de Cristo; el autor actualizaba o interpretaba los hechos y no siempre es fácil de detectar lo histórico de lo que es interpretación o mensaje doctrinal.

En estos textos, José es presentado como descendiente de David y carpintero de profesión; solo se dice de él que era un hombre justo; solo se le ve actuar cuidando a María y al Niño y con un silencio profundo en el corazón. Y es que la espera de la luz la recorre José en un tiempo de oscuridad y de falta de esperanza, quizás de sentido, de silencio. Jean Paul Sartre, en su obra de teatro Bariona, o el Hijo del Trueno, dibuja así a José en Belén:

“¿Y José? A José no le pintaría. Plasmaría sólo una sombra, al fondo del establo, y dos ojos brillantes. Porque no sabría qué decir de José y José no sabe qué decir de sí mismo. Está en adoración y está feliz de adorar y se siente un poco exiliado.
“Creo que sufre sin confesarlo. Sufre porque ve cuánto se parece a Dios la mujer que ama y hasta qué punto está ya del lado de Dios. Porque Dios explota como una bomba en la intimidad de esa familia. José y María están separados para siempre por este incendio de claridad. Y toda la vida de José, imagino, será aprender a aceptar.”

¿Se imaginan a José (todo parece indicar que cuando Jesús comienza su vida pública ya José había fallecido) acompañando a María cuando Jesús, el hombre inocente, está buscado para ser ajusticiado? Tampoco sabría qué decir, solo seguiría mirando y acompañando a María en el escándalo de la muerte del hijo inocente, todos los hijos inocentes, y preparándose para seguir cuidando la vida que, en María, descubrirá resucitada.

Hoy, fiesta de San José, parece que el coronavirus ha silenciado los mensajes de consumo del día del padre. Pero ojalá no silencie a este José que puede ayudarnos a afrontar el tiempo difícil que vivimos.

Toca aprender el silencio de José que no pretende entender, sino que es un silencio que escucha, que espera contra toda esperanza; que se abre a la experiencia de la Vida donde no parece haber vida, y adora; un silencio que disipa lo visible y hace visible lo invisible.

Porque su silencio no es encerramiento, sino cuidado de la vulnerabilidad de María y la fragilidad del niño. José aprende en el silencio a ser padre bueno que abraza y cuida la vida, desde el trabajo callado en su casa y su carpintería, no dejando que el miedo, la inseguridad, la desconfianza, las dudas, -y hasta la falta de fe- le paralice.

1WEBHoy también muere y cae mucha gente inocente. Y surgen padres-madres de la vida con la fuerza del silencio que encuentra en el fondo del corazón miles de abrazos y besos, miles de palabras y gestos para los que el aislamiento no es una barrera. Y surgen padres-madres de la vida en tantos médicos y profesionales de la salud, en transportistas, en el personal de alimentación… que no se quedan en sus casas para cuidar la vida. Y surgen padres-madres de la vida en el esfuerzo de tantas personas que siguen investigando y estudiando para vencer la enfermedad, así como paliar las consecuencias sociales y económicas que pueden generar nuevos grupos de pobreza y vulnerabilidad… Y surgen padres-madres de la vida en tantos jóvenes y adultos que se ofrecen como voluntarios para unirse a la cadena del cuidado… Y surgen padres-madres de la vida en todos los profesionales de la educación que con mucho esfuerzo siguen buscando múltiples formas de educar desde sus casas manteniéndose cerca de sus alumnos y familias. Y surgen padres-madres de la vida en tantas empresas, pequeños negocios…, que reconvierten su quehacer para dar respuesta a las necesidades reales del momento.Y surgen padres-madres de la vida en tantos profesionales de la información y la comunicación que buscan contar la verdad y transmitir mensajes de ánimo y resistencia.

Sí, se les aplaude todas las noches desde ventanas y balcones. Se aplaude a los que paran, para ‘no parar’; a los que se quedan en casa para ‘salir’; a los que son prudentes, porque solo así pueden ‘arriesgar’; a los que salen para ‘cuidar’.

Felicidades a todos en el día de San José, en el día del padre, por vivir el silencio y el cuidado que enseña el humilde carpintero de Nazaret.