¿Dónde está tu fuerza?

¿En tu talento, en tu salud, en tu dinero, en tus conocimientos e inteligencia, en tus habilidades, en tu trabajo, en tu voluntad y capacidad de autocontrol, en tu poder y autoridad…?

Corre el año 1918. La persona de Pedro Poveda es “bombardeada” con ataques de la prensa; se le sugiere que deje de figurar en el Directorio de la Obra (así nombraba a la Institución Teresiana, fundada por él, reconocida oficialmente por la Iglesia en 1917); y sufre la muerte de Antonia López Arista, primera colaboradora que sostuvo la Institución con su espíritu, su trabajo y también con sus recursos económicos.

“Días imposibles”

Comienzan “días imposibles” donde le golpean “las dificultades de adentro y los peligros de fuera”; las “persecuciones de unos y los temores de los otros”; la “oposición de los adversarios” y los “excesos elogios” de las amistades. Días imposibles, donde él se sentirá cansado, perplejo, con amargura, sin recursos, sin fuerzas… Pero no es hombre de dejarse llevar por el desaliento. ¿Dónde está su fuerza?

Hoy, 10 de febrero de 2020, hace 100 años que Pedro Poveda escribe la cuarta carta sobre la Oración que se publicará en 1922, Córdoba, en la 1ª edición de “Jesús, Maestro de Oración”. Poveda sabía que la Institución Teresiana, para llevar a cabo su misión, necesitaba personas con formación y preparación seria, con espíritu de diálogo y coherencia de vida, que supieran acoger la dificultad, la cruz, en el camino; que fueran audaces y capaces de soñar. Sabía que los medios humanos, materiales y económicos son imprescindibles; que la salud, la inteligencia, la voluntad, los sentimientos y emociones… son dones para poner al servicio de la misión. Pero también sabía que eso no basta. Y les regala a todas sus colaboradoras esta carta, fruto de su propia experiencia. En ella expone uno de los rasgos que hará de ellas esas personas “singulares en lo interior y comunes en lo exterior” o, dicho de otra manera: siendo y actuando como el común de las gentes, se distinguirán por el espíritu humano que les anima, el espíritu de Jesús de Nazaret, humanismo verdad.

¿Dónde encontrar la fuerza?

En esta carta, Pedro Poveda escribe…

Yo os digo, reflejándoos mi pensamiento y mi sentir, que la oración es la única fuerza de que dispone la Obra Teresiana.

Y más que nada os ruego que os ejercitéis en la oración, que hagáis de este ejercicio algo necesario para vuestra vida.

Somos más fuertes…, se hace positivamente bien, allí donde se ora.

En suma, que ésta es nuestra fuerza.

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