Dentro del programa de Formación del Voluntariado del Proyecto Rajab de la IT en Jaén, se ha celebrado en el Centro Josefa Segovia un encuentro taller con el título “La manifestación de lo sagrado en las rutas migratorias” en el que contamos con JuanMa Palma, coordinador del Proyecto Berakha de Sevilla, que se dedica a la acogida de personas inmigrantes y la potenciación del diálogo intercultural e interreligioso. Dos días después tuvimos el encuentro de oración interreligiosa coincidiendo con el Día de la Paz. Como dijo Carlos de Foucauld, “solo se encuentra la verdad cuando se practica la hospitalidad”.

Dios, presente en los desiertos

En la charla, el sábado 26 de enero, tomamos el pulso a la presencia de lo sagrado entre muchas personas inmigrantes que nos acompañan en el día a día. Desde que toman en sus respectivos países la decisión de salir en busca de un futuro más luminoso para ellos y sus familias, se inicia una andadura en la que lo sagrado, Dios, está de la mano de esa persona en su trayectoria.

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Con testimonios de inmigrantes con los que el ponente se ha encontrado y entrevistado, fuimos recorriendo el salir de sus familias, el desgarro interior de abandonar su cultura, familiares, esquemas conocidos… y lanzarse al camino. Atravesamos con ayuda de JuanMa desiertos inhóspitos, como el del Sahel, donde Dios también se hace presente en la inmensa vulnerabilidad del migrante y donde yacen cientos de personas inmigrantes de forma desconocida.

Llegamos también al dolor de las fronteras cada vez más altas y con más cuchillas y ahí ante esa imposibilidad de encuentro con el diferente, también hubo lugar para el encuentro con lo divino, con la experiencia de un Dios que no abandona nunca y que acompaña toda existencia.

Los participantes en el taller quedamos invitados a permanecer con una “mística de ojos abiertos”, de forma que, al acompañar, al cruzarnos por la calle o apoyar a cualquier persona inmigrante, sepamos ver mucho más de lo que habitualmente vemos. Son personas cargadas de dignidad, con su cultura, con muchas heridas a la espalda y al mismo tiempo personas con fuerza interior grande para vencer tantas vicisitudes y con empuje desde su fe que tiene mucho que aportarnos en nuestro día a día.

Desde el silencio con el que finalizamos la mañana pudimos conectar con nuestro “yo interior” y desde ahí adentrarnos descalzos en el terreno sagrado de los otros, de quienes nos acompañan en nuestra vida diaria y de las personas inmigrantes con quienes caminamos y a quienes acompañamos en este recorrido de esperanza y de encuentro.

Rezar en unión por la paz

Esta convocatoria se completó con la Oración Interreligiosa que se realizó como cada año en torno al Día Internacional de la Paz, el día 28 de enero, organizada por Secretariado de Migraciones, Pastoral Marista y Proyecto Rajab de la IT en Jaén.

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Nos congregamos unas ochenta personas en torno al Dios que da sentido a nuestra vida y nos capacita para amar a los demás y a las grandes verdades de toda religión.

Un primer pilar es la denominada “Regla de oro”, de las tres grandes tradiciones religiosas: Haced a los demás lo que queráis que os hagan”. En el amor verdadero a los demás, se fundamenta la dignidad y sacralidad de todo ser humano.

El segundo pilar, son las cuatro enseñanzas: “No matarás”, fundamento de una cultura de la no violencia; “No robarás” fundamento de una cultura de la justicia y la solidaridad; “No mentirás”, cultura de la verdad y la transparencia; “No serás infiel”, fundamento de una cultura de la responsabilidad en los compromisos adquiridos.

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El tercer aspecto, fue la mirada a los lugares sagrados como focos de fraternidad. Estos lugares de silencio, culto y peregrinación, pueden convertirse en “oasis” en el camino de la vida, alimento de una mística necesaria para la solidaridad y fortaleza y resistencia en la dura lucha por la justicia. Estos lugares sagrados son lugares de cultivo de la gratuidad y del servicio fraternal frente a la competencia y el anonimato.

Finalmente contemplamos un cuarto elemento común: la acogida al extranjero, al emigrante, dentro del marco de la espiritualidad itinerante de las religiones. El Dios de las tres tradiciones monoteístas es un Dios que ama al huérfano, a la viuda y al extranjero. Para el cristiano, la acogida al extranjero es un criterio fundamental. En el Islam, la hospitalidad es pieza clave. Y en el judaísmo siempre está presente el recuerdo de Dios a Israel, de que ellos fueron extranjeros.

Las religiones pueden ayudarnos a comprendernos como peregrinos, no propietarios, sin “ciudad permanente”.

Nuestros hermanos musulmanes de Senegal, nos acompañaron en este momento de interioridad y a la vez de cercanía con el diferente y expresaron su fe y confianza en Dios con cantos y alabanzas musulmanas.

Toda una experiencia de convivencia y encuentro pacífico y de apuesta por la paz en nuestros corazones y en nuestros entornos.

Proyecto Rajab.
Fotos: Fernando Mármol.
Jaén, 5 de febrero.