Los días 26, 27 y 28 de enero nos hemos reunido en Valladolid con ilusión por volver a encontrarnos y con la emoción del cierre de una etapa.

Han sido tres años de compartir, contrastar, iluminarnos, apoyar y dejarse apoyar, de, en definitiva, experimentar que el equipo ha sido mucho más que una forma de trabajar, sobre todo ha sido una forma de “ser” y de “sentirnos”, porque solo desde ahí se entiende y se puede llevar a cabo la tarea que hemos realizado.

En nuestros encuentros siempre hemos dado cabida a la lectura creyente de la realidad, compartiendo aquello que a cada una le había hecho gozar o sufrir al hilo de los acontecimientos sociales y políticos; los aciertos, las buenas prácticas, las inquietudes, los interrogantes, las búsquedas… Todo escuchado y acogido con respeto nos ha ayudado y aportado luz para el camino. Hemos sabido buscar, en medio de los trabajos, espacios para la oración, las celebraciones, y los ratitos de ocio…

Este ha sido un encuentro para reconocer, agradecer y celebrar esta experiencia. Experiencia que hemos ido construyendo entre todas, desde la diversidad y la complementariedad, desde las dudas y los asomos de certezas, desde la ilusión y desde los cansancios, desde el dolor y, sobre todo, desde la alegría que surge del haber sido testigos de lo más verdadero de cada una; un tiempo de experimentar el “ser con otras”, la fuerza del equipo que nos ha permitido “cargarnos” de una música que esperamos haya “resonado” con la misma melodía en todo el Sector.

Desde todo esto expresamos una profunda gratitud. Gratitud que quisiera llegar a cada una de las personas del Sector y que emerge unida al reconocimiento de nuestras flaquezas y debilidades, a los errores y desaciertos… Gratitud porque esta experiencia, desde la fuerza de ese Dios que nos habita, ha cambiado nuestra mirada, el cómo nos vivimos y “somos”…, en definitiva, nos ha cambiado la vida.

Por todo ello nuestro agradecimiento más profundo a Ana que ha confiado hasta el fondo en cada una de nosotras para delegar esta tarea.

Lo que ha sido nuestro trabajo en estos tres años se puede encontrar en la memoria del sexenio. Pero, como casi siempre, lo más importante de lo que nos va sucediendo en el camino no se puede recoger en los documentos… Por ello hemos querido asomarnos a este balcón para intentar transmitiros un poco de todo eso…

Y lo hacemos compartiendo un texto con el que hemos cerrado el encuentro y que nos expresa plenamente:

Estoy hecha de retazos

Estoy hecha de retazos.
Pedacitos coloridos de cada vida que pasa por la mía y que voy cosiendo en el alma.
No siempre son bonitos, ni siempre felices, pero me agregan y me hacen ser quien soy.
En cada encuentro, en cada contacto, voy quedando mayor.
En cada retazo una vida, una lección, un cariño, una nostalgia…
Que me hacen más persona, más humana, más completa.
Y pienso que es así como la vida se hace: de pedazos de otras gentes que se van
convirtiendo en parte de la gente también.
Y la mejor parte es que nunca estaremos listos, finalizados…
Siempre habrá un retazo para añadir al alma.
Por lo tanto, gracias a cada uno de ustedes, que forman parte de mi vida y que me
permiten engrandecer mi historia con los retazos dejados en mí. Que yo también
pueda dejar pedacitos de mí por los caminos y que puedan ser parte de sus historias.
Y que así, de retazo en retazo podamos convertirnos, un día,
en un inmenso bordado de “nosotros”.

Cora Coralina, poetisa brasileña.