Cada alumno encierra un tesoro.

Poveda propone una pedagogía para tiempos de emergencia que hunde sus raíces en una visión cristiana de la vida, de las personas, de los grupos y comunidades.

Sus valores nos sirven de referencia ante los desafíos del momento actual:

– Cada persona guarda en su interior cualidades que los educadores podemos ayudar a que afloren si ponemos las condiciones necesarias para ello: en cada alumno hay “verdaderos tesoros” y “ha de procurarse que cada discípulo dé de sí todo lo bueno que pueda dar”.

– “Para educar, hay que conocer a la persona que se educa; sin este conocimiento, los medios más excelentes serán infructuosos”.

– “Cada persona tiene un resorte, que siempre que se toca da resultado, un recuerdo, que cuando se evoca produce efecto, y hasta una actitud, que cuando se adopta produce reacción. ¿Habéis utilizado todos estos recursos?”.

– “No comencéis por pedirles, sino por daros a ellos sin reserva; no os fijéis en su correspondencia. Cuando la persona llega a persuadirse de que se mira por ella, que interesan mucho sus cosas, que se preocupan de ella, está su ánimo dispuesto a recibir bien la enseñanza, el aviso, la corrección”.

– “El ejemplo vuestro será la asignatura que mejor aprenderán vuestros alumnos. Si sois como debéis ser, ellos serán como vosotros deseáis que sean”.