Recién llegada de Manila, Maite Uribe acepta contestar por escrito a algunas cuestiones que le planteamos de cara a su visita al sector Nuestra Señora de Covadonga. Agradecemos sus respuestas como apoyo también al nacimiento de la web IT España. 

La realidad sociopolítica española está experimentando novedad y cambio, ¿qué percibes de la España de hoy desde tu mirada más habituada a pluralidad de países y situaciones?

Los procesos históricos de cambio en sociedades democráticas, son en sí mismos interesantes y desafiantes, porque implican búsquedas y reajustes necesarios, siempre movidos por el deseo de dar nuevas respuestas a valores fundamentales como la paz, la justicia, la solidaridad, la libertad, el respeto de la persona humana.

La democracia no es un valor estático, es dinámico y en estos momentos en España se están abriendo caminos de mayor pluralidad cultural y religiosa, que nos plantean una gran pregunta: ¿cómo gestionar esta diversidad?, ¿cómo formar personas, jóvenes y adultos, para una sociedad plural y diversa?

Es una gran oportunidad para un carisma como el nuestro que nació para tiempos difíciles, desafiantes. Nos permite también practicar más diálogo para buscar nuevas expresiones al exigente ejercicio de la política entendida como servicio al bien común.

Formamos parte de una Europa de valores y de una Europa en movimiento, dinámica, plural. No tengamos miedo a la diversidad de formas de pensar, al contrario, colaboremos abriendo espacios a la reflexión, al estudio, para que, ante esta nueva realidad, podamos ayudar de formas adecuadas al momento presente en el ejercicio de la gobernabilidad y de la política.

Tu Carta a la Institución del año 2016 está llena de interrogantes para plantearse personal y comunitariamente, ¿nos das una clave de lectura específica para la AP de España, algún subrayado concreto para nosotras?

La IT en España está en un proceso de cambio muy interesante. Cambio que está pidiendo muchas energías para llevarlo adelante. Es bueno en momentos así saber acoger llamadas que vienen de más lejos que lo que puede llegarnos de nuestra realidad cotidiana. Dicho de otra manera, desde la espiritualidad de encarnación que nos es propia, desde una lectura creyente de la realidad, es importante e incluso necesario recibir impulsos y desafíos, que puedan sorprendernos, movilizarnos, que nos abran a horizontes más amplios y nos pidan una nueva mirada.

Pienso en lo que decía anteriormente, por una parte la realidad sociopolítica actual en España, la diversidad cultural y religiosa, fruto, entre otras cosas, de la llegada de tantas personas de otras culturas, de otras expresiones religiosas y de tantas búsquedas de sentido, y por otra parte, en las conclusiones de las Reuniones Generales y el encuentro de la Plataforma de Europa. Este cruce de experiencias necesita mucha creatividad, para dar nuevas respuestas tanto en el campo educativo como en la construcción de una sociedad en donde sea posible una convivencia capaz de incluir y no de excluir a la persona frágil, diversa.

En España podemos tener la impresión de movernos en una realidad en la que hay muchas propuestas, proyectos, actividades y sin embargo lo que creo que se pide hoy es el no tener miedo a inventar las respuestas adecuadas al presente, dejando las que pueden hacer otros grupos, otras asociaciones. Una mirada discernidora y valiente, para elegir. Lo que implica a veces dejar, confiar a otros, e incluso llevar adelante algunas acciones coordinadas con otras personas.

El decrecimiento numérico nos está obligando a repliegues y cierres, pero siempre insistes en el movimiento inverso, en el despliegue de energía, apertura, profetismo, en salir, en la confianza. ¿Por qué crees que nos cuesta tanto dejarnos llevar hacia lo nuevo?

Es lógico y forma parte de la experiencia humana la dificultad a salir de aquello que aparentemente nos da una cierta seguridad. Por eso nos cuesta cambiar. Y sin embargo pienso que ser consciente de aquello que sabemos hacer bien puede ser un buen motor de cambio. Porque lo que sabemos hacer bien hoy no es quizá lo que hemos hecho hasta ahora. Como personas atraídas por el estudio, la reflexión, la curiosidad de aprender, somos capaces de nuevos aprendizajes, y seguramente hemos desarrollado capacidades nuevas para poner al servicio del Reino. Para esto no cuentan ni la edad, ni la etapa profesional, lo que de verdad cuenta es el deseo y el gusto evangélico de salir a nuevas periferias, y desde plataformas intergeneracionales, responder a las llamadas de la realidad en la que estamos, cada uno y cada una, caminando con nuestros contemporáneos.

Otro elemento me parece muy importante, la capacidad fraterna de “animarnos unos a otros” de ilusionarnos juntos con lo nuevo, con lo que podemos poner en marcha, y saber que nos guardamos las espaldas, sin miedo al fracaso, sin miedo a equivocarnos. Esta capacidad fraterna es una gran fuente de confianza para arriesgar el cambio.

Tu visita a España va a ocupar meses. ¿Cómo lograr que ‘se note’ y al mismo tiempo que se desarrolle en la normalidad cotidiana? ¿Qué esperas de nosotras?

Por una parte, me gustaría que se desarrolle en la normalidad de vuestra vida cotidiana, en el sentido de no interrumpir vuestros compromisos profesionales y familiares, vuestros empeños en tareas y actividades. Por otra, me gustaría que pudiera ser una oportunidad para dejaros sorprender, para abrir espacios de diálogo, de confrontación, de discernimiento. Dicho de otra manera, para ponernos juntas a la escucha del Espíritu y que esto nos traiga novedad. Es una cuestión de actitudes. Y subrayaría especialmente la actitud de búsqueda, de apertura, de andar en verdad, como decía Pedro Poveda.

Y también me gusta recordar lo que dice la carta del año: “Desde esa mirada evangélica a la realidad hay una promesa de nueva creación que nos impulsa a abrir puertas y ventanas para ensanchar el espacio de la tienda (Is 54,2)”. La gran tentación del narcisismo actual encierra y vuelve estéril la vida de personas y grupos. Hoy la Institución necesita ensanchar el espacio de la tienda. Es decir, mirar hacia fuera, ir a las periferias, no olvidar que para los otros es para los que nos ha dado Dios la vocación.

Construir el futuro implica movilizar colaboraciones, reconocer nuevas expresiones de pertenencia, valorar el lugar, el modo y la manera como cada persona siente suyo el carisma de Pedro Poveda. Esto nos obliga a cambiar de perspectiva para que los procesos con los que acompañamos a las personas y sobre todo a las generaciones más jóvenes, sean abiertos, flexibles e inclusivos. Es cuestión de fondo, de perspectiva, de cultura y de estructura. Lo que espero de esta visita es sencillamente mirar con vosotras el futuro, y no solo mirarlo sino construirlo. O, por lo menos, dar pasos hacia ese futuro que siendo de Dios es también un poco nuestro, por lo menos en el deseo, en las aspiraciones, en la capacidad de soñarlo.

R. Marín – Fotografías: Aurora Martín