San Pedro Poveda promovió un amplio movimiento de espiritualidad seglar cuyo centro está hoy constituido por la Institución Teresiana la asociación de laicos por él fundada.

Dentro de la obra de Poveda, la referencia a los primeros cristianos recoge uno de los aspectos fundamentales de su pensamiento: la idea de volver al cristianismo originario, que estaba tan próximo y tan convencido del mensaje de la Encarnación: que Jesús, el Hijo de Dios, asume todo lo humano cuando nace de María en Belén.

El fundador de la Institución Teresiana pone el acento en la vocación arrolladora de los hombres y mujeres de la primitiva Iglesia porque fueron capaces de cambiar la Historia con el testimonio de una fe vivida en lo cotidiano, inmersos en las realidades terrenas de las que formaban parte. Poveda creyó en la fuerza de un cristianismo vivido así, en la entraña del mundo, hecho aliento, levadura, sal. Creyó en la fuerza de la fraternidad, de la tolerancia, de la mansedumbre, de la humildad.

Para Poveda, afirma la historiadora Mª Dolores Gómez Molleda, “vivir la vida de los primeros cristianos era como una protesta –serena protesta-, ante el sinsentido de un cristianismo sin vibración interior, y sin onda expansiva”.

Los textos en los que Poveda trata expresamente de los primeros cristianos salpican toda la literatura espiritual povedana incluso en los días cercanos a su muerte. Recogemos en esta página algunos fragmentos significativos.